NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA
Patrona de Honduras. Su fiesta se celebra el 3 de Febrero
A 8 kilómetros de Tegucigalpa,
capital de Honduras, se encuentra la aldea de Suyapa. Esta denominación deriva del nombre
indígena "coyapa", que significa "en el agua de las palmeras".
A esta aldea regresaban Alejandro Colindres, un joven y humilde labrador, y un niño de
ocho años llamado Jorge Martinez. Cansados de trabajar durante todo el día en la cosecha
del maíz, les sorprendió la noche junto a la quebrada del Piligüín. Este era un buen
lugar para pernoctar y allí se acostaron en el duro suelo. Enseguida Alejandro sintió
que un objeto, al parecer una piedra, le impedía acomodar la espalda. A oscuras lo tomó
del suelo y lo arrojó lejos.
Curiosamente al recostarse nuevamente sintió aquella molestia en el mismo lugar. Al
palpar el objeto se dio cuenta de que era el mismo, así que esta vez no lo tiró sino
que, intrigado por lo acontecido, lo guardó en su mochila. A la luz del amanecer
descubrió sorprendido que el misterioso objeto era una pequeña imagen de Nuestra Señora
tallada en madera de cedro.
La imagen de Nuestra Señora de Suyapa es una pequeña escultura hecha de madera de cedro,
que mide seis centímetros y medio de alto. Su talla es antigua y parece que fue trabajada
por algún aficionado devoto de la Virgen. De tez morena, su rostro es agraciado, oval, de
mejillas redondas; fina y recta nariz, y la boca pequeña; en los ojos, se adivina algo de
la raza indígena. Tocada la augusta cabecita con una corona, la cabellera lacia le cae,
partida en dos, a ambos lados de la frente, hasta los hombros. Las manos diminutas, sin
entrelazarse, se juntan suavemente sobre el pecho, en actitud de oración. El ropaje
pintado en la propia efigie es una túnica de color rosado,
que apenas asoma por el pecho, pues está cubierta con un manto oscuro adornado con
estrellas doradas. Circundan toda la imagen unos rayos de plata sobredorada, engastados en
piedras, que se cierran en forma de número ocho, y en el extremo de los rayos superiores,
doce estrellas nimban la cabeza de la imagen.
El 28 de noviembre de 1777, el
Cabildo Eclesiástico de Comayagua dio licencia a don José de Zelaya, "para labrar y
edificar en su hacienda, sita en el valle de Suyapa, una capilla para celebrar en ella la
Santa Misa". La bendición de esta ermita, y la primera misa, se efectuaron en 1780,
año en que fue edificada.
En 1853, Pío IX declaró a Nuestra Señora de Suyapa Patrona de la República de Honduras
y se escogió el 3 de febrero como el día de su fiesta.
En el año 1954, un año esencialmente mariano, el tercer Arzobispo de Tegucigalpa,
Monseñor José de la Cruz Turcios y Barahona, puso la primera piedra del que llegaría a
ser uno de los santuarios más grandes de Centro América, y que espera su futura
constitución como Santuario y Basílica Nacional.
El actual Santuario de Suyapa tiene 93 metros de longitud, 43 metros de altura en sus
torres y 46 metros en la cúpula. El diámetro de ésta es de 11.50 metros. Y la anchura
de la nave central es de 13.50 metros.
Como dijo muy bien el Papa San Juan Pablo II en la Eucaristía que celebró en Suyapa, el 8 de
marzo de 1983: "Un mismo nombre, María, modulado con diversas advocaciones, invocado
con las mismas oraciones, pronunciado con idéntico amor... Aquí, el nombre de la Virgen
de Suyapa tiene sabor de misericordia por parte de María y de reconocimiento de sus
favores por parte del pueblo".
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