El hacha del carnicero

Hacha de carnicero En la localidad de Aranda de Duero, provincia de Burgos (España), vivían unos esposos: él, a quien las lecturas antirreligiosas y los amigos libertinos le habían inducido hasta la incredulidad y el escepticismo, increpaba continuamente a su esposa, fervorosa cristiana, por sus prácticas religiosas.

Un día, volvía la esposa después de asistir a la Santa Misa, y traía en la mano, junto con el devocionario, el Santo Escapulario del Carmen con el que se había acercado a recibir la Sagrada Comunión. El esposo, en un arrebato de cólera, se lo quitó de las manos, lo colocó sobre el poyo en que partía la carne y, lleno de coraje, tomó el hacha para partirlo en pedazos. Sin embargo, el hacha cayó repetidas veces sobre el santo Escapulario, sin afectarle lo más mínimo. En uno de los golpes rebotó el hacha, dándole al carnicero en la frente... Este abrió los ojos de la fe ante aquel repetido prodigio y, arrodillado ante el santo Escapulario, pidió perdón a la Santísima Virgen por su sacrilegio.

Acto seguido se fue a la iglesia, donde, con muchas lágrimas, se confesó y recibió la Sagrada Comunión y también el Santo Escapulario, que llevó con singular devoción durante toda su vida.

Desde aquel entonces se portó como un modelo de esposo cristiano.

Texto del libro "Prodigios Eucarísticos", del P. Rafael Mª López-Melús, OCD.


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