Padre nuestro, te damos gracias por habernos dado a Benedetta, una hermana querida.
A través de la alegría y el dolor de los que han llenado su breve vida terrenal, Tú las has formado como una viva imagen de Tu Hijo.
Con Benedetta a nuestro lado te pedimos, Padre, poder sentirnos más cerca de Vos y de los demás en el amor, el dolor y la esperanza. En la aceptación plena e incondicional de tus designios.
Haz que su testimonio tan radical del poder salvador de la cruz nos enseñe que el dolor es gracia y que Tu voluntad es alegría.
Concede, oh Señor, la luz de tu Espíritu a la Iglesia para que pueda reconocer a Benedetta entre los testigos ejemplares de Tu amor.
Que esta gracia... (aquí se expresa la petición) que pido humildemente por su intercesión, pueda contribuir a la glorificación de tu sierva Benedetta.