VIVENCIA CRISTIANA |
Capítulo II: LAS AUTOPISTAS EXPERIENCIALES DEL CRISTIANO |
Fe
Tener fe para un creyente es vivir de acuerdo con sus con sus convicciones espirituales.
Frecuentemente se apoyan en un mensaje angular fundamenta,l que es quien le da sentido a
la existencia.
Para el cristiano, la fe es una relación con Dios del que recibe su Palabra. Ella es
tanto una cuestión del corazón como de la inteligencia, incluso si el creyente se
interroga y reflexiona continuamente acerca de su fe y sobre las consecuencias que puede
tener en su vida diaria y en los compromisos con la sociedad.
Por eso me parece totalmente absurda la postura de ciertos sectores de los socialistas
actuales del gobierno español. Quieren que la religión y el impulso vital de la fe se
reduzca a la esfera de lo meramente privado,, es decir, la de para las sacristías y no
para la calle y la política.
Si la fe es la adhesión a un conjunto de verdades y se supone su conocimiento, entonces
hay que decir que ella es un lazo con Jesucristo, que nos revela a Dios.
Es un acto de confianza y una fuente de gozo. La fe nunca llama a nadie a la tristeza, ni
a la concepción aburrida de la vida. Quien así piensa está en las antípodas de una
verdadera concep0ción y vivencia de la fe.
La fe se manifiesta y se traduce en actos concretos de amor, de paz y de reconciliación,
en nombre del Evangelio.
No sé de dónde ni de qué resentimientos viven estas personas que intentan
solapadamente extirpar y desterrar de la vida social española la fe que ha
sido, durante nada menos que 2000 años, el alimento espiritual que ha lanzado a miles y
millones de españoles a la creación del arte, a la plasmación de a cultura con sello
cristiano y al compromiso de ir más allá de nuestras fronteras para llevar la vida
cristiana encarnada y vivida por aquellos intrépidos evangelizadores.
Ella es la urdimbre de nuestro patrimonio cultural y espiritual. ¿Por qué se le quiere
desterrar de lo público y enviarla a lo privado? Un absurdo.
Tener fe no es posee un libro sino ser testigo vivo de aquel en quien se cree.
En el Evangelio, a menudo Jesús se dirige a los humildes y a los pequeños.
El Dios de los cristianos es un Dios único en tres personas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu. Es la Trinidad.
La fe de los cristianos se enraíza en el misterio de la Trinidad. Son bautizados en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Dios se encarna en Jesucristo.
Este se pone enteramente a disposición del Padre y hace su voluntad hasta la muerte en la
cruz. La unidad del Padre y del Hijo se realiza en el Espíritu.
La fe es una virtud teologal como la esperanza y la caridad.
La palabra latinacredo significa:yo creo; se utiliza para designar
la profesión de fe cristiana, es decir, lo esencial de la fe para un cristiano. Se
proclama en la misa después de la lectura del Evangelio y se recita en el bautismo. Los
dos textos más conocidos son: El símbolo de los Apóstoles (el más antiguo) y el
símbolo de Nicea-Constantinopla (año 381.
Textos:
Buscar y conocer a Dios
- La fe de Abrahám: Génesis 12,1-9
- La fe del centurión de Cafarnaúm: Mateo 8,5-13
- La fe de María en las Bodas de Caná: Juan 2,1-12
- La fe del buen ladrón: Lucas 23,39-43
Proclamar la fe:
Oración de Salomón: Primer libro de los Reyes 22-30
Confesión de san Pedro: Mateo 16,13-16
Confesión de la multitud en el Domingo de Ramos: Marcos 11,9-10
Confesión de fe del centurión al pie de la cruz: Lucas 23,42.
Caridad
Hoy, con el paso del tiempo y sobre todo desde que Walessa introdujo el término
solidaridad para el Sindicato que dirigía, se ha puesto de moda esta palabra y ha
reemplazado a la de caridad.
Pero para el cristiano, la solidaridad es traducción de la exigencia evangélica del amor
al prójimo.
Hombres y mujeres se comprometen a estar al lado de sus hermanos desfavorecidos, sea en
dificultad, en la soledad, la enfermedad o la ruptura de todo orden.
Las necesidades son inmensas y de una gran diversidad. Estos hombres y mujeres ejercen la
caridad preocupándose por sus hermanos.
La caridad de demuestra con hechos, pero también con ideas, intenciones y actitudes. Se
desvive por el otro para hacerle crecer y devolverle su dignidad.
¿Hay en el mundo alguna otra institución que se preocupe más por los pobres que la
Iglesia? Ninguna. Ningún partido político- ni siquiera los de izquierdas que deberían
estar de los trabajadores y pobres-, ejercen la labor que hace la Iglesia en todo el mundo
con la marginación y la elevación del nivel cultural de los pueblos.
Es curioso que, tras 2000 años haciendo el bien en Europa en todos los órdenes- a la
hora de redactar la Constitución europea para 25 países- se han mostrado recalcitrantes
en introducir en su articulado alguna referencia al pensamiento cristiano que permea el
acervo cultural y religioso de cada ciudad y pueblo del Viejo Continente.
Si se pusieran en la balanza los bienes que ha hecho y hace la Iglesia por mandato divino
y los que han hecho los diversos regímenes políticos y sociales, la diferencia sería
abismal.
¿Dónde está el auténtico comunismo? Entre los cristianos de ayer y de hoy. Hablo,
naturalmente, de los cristianos que se toman la caridad o solidaridad como una proyección
activa de su fe.
Pero los señores de izquierda, algunos al menos, sólo se fijan en los acontecimientos
luctuosos de la Inquisición Española o y en otros tópicos de los que no quieren salir
aunque la luz les ciegue la vista.
Son prejuicios ancestrales que se van transmitiendo de generación en generación sin una
razón que los sustente. La misma Iglesia ha pedido perdón de sus errores humanos. La
Iglesia no la habitan ángeles, sino personas humanas con sus aciertos y errores.
Pero la manía de verla como hace siglos y siglos no cambia. Quieren hacer de ella una
institución más que va al pairo de modas o de tendencias política, ideológicas,
morales y éticas.
En el cristianismo, la caridad es una virtud teologal, es decir: tiene a Dios mismo por
objeto; es a la vez el amor que Dios da a cada hombre y la acogida que el hombre hace de
este amor.
La caridad se resume en un solo mandamiento: amar es aceptar olvidarse de sí mismo para
preocuparse del otro.
Textos
. Mateo 25,34-40: Tenía hambre y me disteis de comer
.Juan 13,34: Os doy un mandamiento nuevo. Amaos unos a otros como yo os he
amado.
. Primera carta de san Pablo a los Corintios (13,1-7): Aunque hablara todas las
lenguas de la tierra y del cielo, si no tengo caridad, si me falta el amor, no soy nada
más que un metal que suena.
. San Pablo a los Romanos 13,10: El amor no hace mal a nadie. El cumplimiento
perfecto de la ley es el amor.
Si lo que guía a la Iglesia es la entrega a los demás, ¿porqué sufre tantos ataques
ayer y hoy? ¿No será porque quien defiende la verdad y la libertad la ven con malos ojos
quienes hacen lo contrario?
Sacramentos
Te conviene recordar lo que es un sacramento por si acaso se te ha olvidado.
Sacramento es un acto portador de un denso significado simbólico (gesto, palabra), que
permite comprender y vivir una realidad de orden espiritual.
En el sacramento, es Dios quien actúa, se compromete y se da la vida en plenitud.
Los sacramentos jalonan la vida del creyente desde el nacimiento hasta la muerte.
Los sacramentos son actos que unen a los hombres a Dios y a sus hermanos.
No hay Iglesia sin sacramentos, signos visibles dela gracia invisible y de la disposición
de los hombres en su confianza con Dios y en dejarse engendrar por El.
Un sacramento es un acto cuyo ritual es público, es decir, que toda persona puede asistir
a él y ser al mismo tiempo un testigo del mismo.
Se expresa través de elementos materiales ordinarios que constituyen el mundo habitual de
los hombres.
En ellos se encuentran: el agua, el pan, el vino, la comida(eucaristía), el aceite, el
fuego, la luz, los colores a los que se da significados simbólicos fuertes.
Hay siete sacramentos en la Iglesia: el bautismo, la confirmación y la eucaristía, la
penitencia (reconciliación), la unción de los enfermos, el orden ( por el cual se llega
a ser diácono, sacerdote u obispo) y el matrimonio.
El bautismo, la confirmación y la eucaristía constituyen los sacramentos llamados de
iniciación cristiana.
La mayoría de los sacramentos se administran por ministros ordenados (sacerdote o
diácono).
El sacramento del bautismo, en caso de urgencia( peligro de muerte) puede administrarse
por cualquier bautizado.
Sacramentos | Signos | Frase del celebrante | Referencia bíblica |
Bautismo | El agua | "Yo te batizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" | "Id, pues, a todo
el mundo, haced discípulos míos, bautizándolos..." (Mateo 28,19) |
Confirmación | La imposición de manos. El santo crisma. | N. sé marcado por el Espíritu Santo, el don de Dios..." | "Recibid el
Espíritu Santo" (Juan 20,22) "todos se llenaron del Espíritu Santo" |
Eucaristía | El pan y el vino | "Esto es mi cuerpo, tomad y comed ... Esto es mi sangre, tomad y bebed" | "Tomada y comed... tomad y bebed" (Marcos 14,22-24) |
Reconciliación | La imposición de manos | "Yo perdono todos tus pecados en el nombre del Padre..." | "Aquellos a quienes les perdonéis los pecados, les serán perdonados" (Juan 20,23) |
Matrimonio | Intercambio de consentimientos. Los esposos se intercambian sus alianzas. | "Yo te recibo como esposa y me entrego a ti..." | "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Marcos 10,9) |
Orden | Imposición de las
manos. El sano crisma |
"...Te rogamos Padre Todopoderoso, que concedas a tu servidor que entre en el orden de los obispos, sacerdotes, diáconos..." | "Lo mismo que el Padre me ha enviado a mí, también yo os envío a vosotros" (Juan 20,20). |
Sacramento de los enfermos | El aceite y la imposición de manos | Por esta Unción santa Que el Señor te conforte por la gracia del Espíritu Santo | Recen por él tras
ungirlo con el aceite en el nombre del Señor. (Santiago 5, 14) |
Ningún sacramento puede darse o recibirse fuera de una celebración, incluso si ésta se
reduce al mínimo en caso de peligro de muerte (bautismo, reconciliación).
Cada sacramento está dotado de un ritual que precisa el desarrollo de la celebración. El
sacramento no es de orden mágico. Es un don que Dios da a los que lo desean y
el que lo recibe, se compromete a vivir como un buen creyente cristiano.
Los diez mandamientos
Los mandamientos son una recomendación fuerte e insistente de Dios que permita a los
hombres entablar una relación dejándolos libres de sus actos.
Es una llamada al amor y a la libertad que estructuran la relación con las personas.
Los diez mandamientos o Decálogo
El Decálogo ( diez palabras) se entiende en primer lugar en el contexto del Exodo que es
el gran acontecimiento libertador de Dios en el centro de la Antigua Alianza.
Ya se formulen como preceptos negativos, o como mandamientos positivos, estas diez
palabras indican las condiciones de una vida liberada de la esclavitud.
Es un camino de vida que separa de una práctica ambiental no ética.
En la fe cristiana, las diez palabras se articulan alrededor del único y mismo
mandamiento de amor de Dios y del prójimo.
Frecuentemente se opone a la moral de los diez mandamientos( la ley), la de las
Bienaventuranzas (la promesa).
Esta oposición es fáctica. Los dos textos designan dos caras diferentes de la misma
moral.
1) Si Dios escribiese los mandamientos hoy enviaría un mensaje por correo electrónico a
todas la familias del mundo. ¿Qué diría?
Muchos lo borrarían en seguida diciendo que no tiene interés, incluyendo en este grupo a
algunos que van a la iglesia.
Otros lo abrirían probablemente por curiosidad y con algún interés, pero se darían
cuenta pronto de que Dios ha renunciado a recopilar un elenco completo de los
comportamientos que cada uno debería testimoniar en el ámbito de la convivencia
doméstica.
Su invitación sería sencillamente la de amar a los otros sin condiciones y respetar su
autenticidad, dejando a la sensibilidad y a la libertad de cada cual el modo de expresar
bien esa exigencia.
2) Porque , pensándolo bien, lo bello de la familia radica en esto: saber proponer con
creatividad y realismo algunos puntos importantes, contando con el milagro de multiplicar
los propios talentos en función de las necesidades de todos y no solamente partiendo de
los recursos y disponibilidades individuales y sobre todo superando la lógica del deber,
que es siempre anémica cuando entran en juegos los afectos más profundos de la
existencia.
Si se habla del presupuesto de que el amor vale más que cualquier ley, la interpretación
de todo mandamiento añade una concreción que recae en la responsabilidad y en la
historia particular de cada núcleo familiar. Pienso, por ejemplo, en cómo se puede
llevar de forma diferente en cada casa la celebración de las fiestas o qué atenciones
comporta la extensión de no matar, decir falsos testimonios.
Y estas experiencias cambian cualitativamente de uno a otro ya que se creen protagonistas.
3) Con los hijos A y B hemos pasado del simple respeto de los otros en las cosas pequeñas
de cada día (como el tiempo dedicado al trabajo, al descanso, al juego; la utilización
correcta de cada objeto; saberse comportar bien en cada situación; contentarse con lo que
se tiene y se es sin imitar a los demás) a un gradual reconocimiento y cuidado de los
intereses personales, hasta una solidaridad concreta para que cada exigencia pudiese
resolverse de modo válido sin perder nunca de vista el bien común. Poco a poco los
niños se han habituado incluso a la idea de que hace falta valor y perseverancia para
decir la verdad en todo momento, cuidar y tutelar la dignidad de los más débiles, de
trabajar llevados por un sentimiento de justicia y por un compromiso de comprensión que
conduzcan a no mirar sólo los intereses propios, sino que sepan comprender las
situaciones de la libertad individual.
4) También para los adultos se han colocado pasajes empeñativos: demostrar siempre, aún
públicamente, el respeto recíproco y la aceptación del cónyuge y de los hijos con sus
cualidades y defectos: tutelar el honor y alabar las cualidades de cada uno y dar espacio
para una realización positiva de todo lo que cada uno lleva dentro de sí como esperanza
de plenitud humana; aceptar el comportamiento transparente en las situaciones en las que
resulte fácil y cómodo adoptar una doble moral o actuar de manera incoherente;; no
llevar a cabo ninguna forma de violencia, ni de timidez para lograr un resultado;
continuar pensando con nuestra cabeza y vivir nuestra vida sin dejarnos condicionar por
modelos culturales dominantes o abdicar de as convicciones pedagógicas más serias; saber
compartir los momentos de alegría incluso cuando nos sentamos interiormente
afligidos...Todo esto con la menor tensión posible, sino con una sensación general de
bienestar, unida a la capacidad de dar reglas que nazcan de la interioridad y no impuestas
desde el exterior.
5) Una tarde, hace ya muchos años, durante los pequeños ritos de las buenas noches con
los niños, se hablaba justamente de esta experiencia extraordinaria que los hebreos
vivieron en el Sinaí; la hija puso fin a la charla familiar con una de sus afirmaciones:
Cada uno quiere ser una persona...y también yo quiero ser tratada como una persona
en casa; también quiero comportarme como una persona: no pudo hacer una traducción
más bella del modo de cómo deben vivirse los mandamientos en familia.
La esperanza
La esperanza es una experiencia profunda de alegría y de confianza en el futuro, en el
otro.
La es una virtud que hace vivir al hombre. Sin esperanza, no es posible la existencia.
Para los cristianos, la esperanza se enraíza en la presencia de Dios resucitado. Virtud
teologal, la esperanza toma su fuente y encuentra su término en Dios. El hombre que
espera, sabe que Dios no lo abandonará jamás, pues él es fiel.
Si Cristo es el modelo de todo hombre, María para los cristianos-, es el prototipo
de la respuesta de fe y de esperanza a la llamada de la Alianza.
Mediante la enseñanza de Cristo es como se revela verdaderamente la naturaleza de la
felicidad propuesta al hombre por Dios, la de un amor total, absoluto, perfecto: el amor
mismo que vive Dios en su relación trinitaria.
Para alcanzar esta plenitud de vida y de amor, encontramos un camino cuyo trazado se
sugiere por todo un conjunto de actitudes del corazón, ( pobreza, sencillez y confianza),
por comportamientos respecto al otro ( misericordia, voluntad de paz), por situaciones
difíciles, ( pruebas morales o materiales, persecuciones).
Todo esto se anuda en la persona de Jesús, que se presenta como aquel en quien se cumple
plenamente la aspiración a la felicidad.
Las Bienaventuranzas son la expresión de la esperanza de felicidad hecha los que se toman
los diez mandamientos en serio y, mediante ellos, buscan la respuesta a la llamada del
amor de Dios que ha hecho la alianza con su pueblo.
En su mensaje de acogida a los jóvenes del mundo entero en Toronto, el 25 de julio del
2002, el Papa pronunció estas palabras: La página de las Bienaventuranzas que
acabamos de escuchar es la gran carta del cristianismo. Tan sólo con los ojos del
corazón v
olvemos a ver la escena de aquel día: una multitud de personas rodea a Jesús en la
montaña, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, venidos de Galilea y
de Jerusalén, Judea y pueblos de la Decápolis, Tiro y Sidón
Están a la espera de una palabra, de un gesto que pueda darles consuelo y esperanza...
Queridos amigos:
A vuestros deseos de jóvenes que anhelan ser felices, el anciano Papa, cargado de años
pero todavía joven de corazón, os contesta con una palabra que no es suya. Es una
palabra que ha resonado hace ya dos mil años.
La hemos oído de nuevo esta tarde: FELICES... La palabra clave de la enseñanza de
Jesús es un anuncio de alegría: FELICES...
El hombre está hecho para la felicidad. Vuestra sed de felicidad es legítima. Cristo
tiene la respuesta para vuestra espera. Os pide que tengáis confianza en él.
La alegría verdadera es una conquista, que no se obtiene sin una lucha larga y
difícil.
Textos
.Isaías 11,1-0: Anuncio del Mesías de un mundo nuevo: Retoñará el tocón
de Jesé, de su cepa brotará un vástago, sobre el cual se posará el espíritu del
Señor: espíritu de sencillez e inteligencia, espíritu de valor y de prudencia,
espíritu de conocimiento y respeto del Señor...
. Lucas 2,29-32: Porque mis ojos han visto la salvación...
. Romanos 5,5: Y la esperanza no defrauda nunca, ya que el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.
La oración
Una de las constantes que ayudan a mantener el alma y la vida en continuo contacto con
Dios es la fuerza de la oración. Oración es pensar en Dios amándolo.
Es un compromiso entre la relación del hombre y Dios.
Es la expresión del amor de Dios en cada hombre. La oración es esencial en la vida de
los cristianos.
Para un cristiano, una vida sin oración corre el riesgo de convertirse en ár0ida. Pero
orar, no es tan simple como uno se pueda imaginar. El tedio, el desaliento, la repetición
o la costumbre pueden hacer la oración difícil.
La comunicación de Dios se compara a menudo con la comunicación humana: no es nada. El
que ora, piensa que Dios permanece sordo a su plegaria, mientras que Dios mira al ser
humano con amor siempre.
Repetir una oración, meditarla, comprobar todo su sabor, vibrar con ella para que se
convierta en una respiración, es entrar en el misterio del diálogo entre Dios y el
hombre.
Es como dejarse guiar paso a paso por un mejor conocimiento del misterio de Dios.
Frecuentemente, el diálogo con Dios es ante todo tema de silencio, lo que , de por sí,
no es muy gratificante.
Sin embargo, Santa Teresa nos dice que es en el silencio en donde se encuentra el alma
disponible, en el abandono a la confianza y a la fe. Ahí se puede encontrar a Dios.
La oración toma una forma diferente según el tiempo, los lugares, las ocupaciones y las
preocupaciones de cada uno, la cultura y la experiencia vividas.
La oración puede nacer espontáneamente con palabras de todos los días; ella toma
prestado igualmente aquellas otras de las Escrituras. Puede ser personal o comunitaria.
Los monjes y las monjas y también los religiosos( sas), sacerdotes, laicos, cristianos
normales, acompasan sus jornadas con la oración de la Iglesia o la Liturgia de las
Horas.
Repartidos en cuatro semanas, los Salmos constituyen el corazón de la oración de la
Iglesia.
El Salmo es un grito antes de que haya sido escrito. Es una voz que llama, murmura,
invoca, un cuerpo que se pliega ante la dureza de la prueba.
En los Salmos, el pueblo de Israel habla a Dios cuando se encuentra sumido en la
culpabilidad después de una falta, sumergido bajo las pruebas y también cuando goza y se
alegra tras una victoria.
El creyente que no se oxigena con la fuerza de la oración, está llamado a perecer o a
llevar una vida lánguida y mortecina.
La oración es la fuerza que, unida a Dios, lanza al creyente a la acción apostólica. Ya
que la oración no es un refugio.
Textos:
En el Antiguo y Nuevo Testamento, descubriréis diferentes formas de expresiones de
oración: petición, adoración, alabanza, acción de gracias, ofrenda...
Antiguo Testamento:
. Job maldice el día de su nacimiento (Job 3,1-31)
. Abrahám pide la gracia para los justos de la ciudad de Sodoma ( Génesis 28,23-33)
. Salomón pide a Dios la gracia de la Sabiduría
. Nuevo Testamento:
Jesús mismo ora al Padre: (Juan 17,1-26).
. Jesús enseña a sus discípulos ( Mateo 6,7-13).
. Zacarías dice una oración de alabanza
. Magnificat
La vida fraterna
Desde siempre la humanidad no ha cesado de soñar con una fraternidad universal que haría
de cada uno el hermano del prójimo.
Ese es el ideal que avizoraba ya el pueblo del Antiguo Testamento a través de su
búsqueda de comunidades fraternas fundadas en la raza, la sangre, la religión.
Su puesta en práctica tropieza con la dureza de los corazones humanos: Caín, celoso de
su hermano, lo mata. Sin embargo, las tradiciones patriarcales nos traen bellos ejemplos y
gestos: Abrahám y Lot escapan de las discordias, Jacob se reconcilia con Esaú, José
perdona a sus hermanos.
Este sueño se convierte en realidad en Cristo cuando se hace hombre. Esto es lo que
revela la Biblia y más particularmente el Nuevo Testamento: Jesús el primer nacido de
entre una multitud de hermanos.
Si los primeros cristianos se llaman hermanos, no es porque hayan obtenido
grandes éxitos o se hayan entendido a la perfección, sino porque, reconciliados en la fe
de Cristo, y comulgando con su Cuerpo, encuentran en El, el fundamento y la fuente de su
fraternidad.
Su realización terrestre en la Iglesia, por imperfecta que parezca, es signo tangible de
su cumplimiento final.
El Apóstol Juan hace del amor fraterno el signo indispensable del amor de Dios.
Todavía hoy, los cristiano se juntan alrededor de un proyecto de vida, llevan una vida
fraterna, hecha de respeto en la diferencia, de amor nacido del perdón diario, de
aceptación de las debilidades de cada uno.
La oración, la palabra de Dios, la Eucaristía son el alimento espiritual necesario para
la profundización y el crecimiento de la fraternidad.
Juntamente, en Iglesia, los cristianos forman la fraternidad humana en marcha hacia el
Hombre Nuevo soñado desde sus orígenes.
Vivir en comunidad como los hacen los religiosos (sas), monjes y monjas y también ciertos
laicos implica un compromiso personal alrededor de un proyecto de vida que especifica en
nombre de quién, para quién y por quién se vive juntos.
La vida fraterna diaria no es siempre fácil de vivir, ( los miembros de la comunidad no
son elegidos).
Ella exige un esfuerzo permanente de ser egoístas para vivir una verdadera fraternidad,
Esta vida fraterna, testimonio colectivo de vida evangélica, es posible solamente cuando
la sostiene la oración comunitaria y personal.
Textos
1) Marcos 2,1-12: Actas 2,42-47
2) Carta a los Romanos 8,29: ...Para hacer del Hijo Primogénito
una multitud de hermanos
3) Primera Carta de Juan 2,9-12: El que ama a su hermano
permanece en la luz...
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Capítulo I | Capítulo IV |
Capítulo II |
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