Novena a la Divina Misericordia

Primer día

Divina Misericordia "Hoy tráeme a toda la Humanidad, especialmente a todos los pecadores y sumérgelos en la inmensidad de mi Misericordia. De esta forma me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas".

Misericordiosísimo Jesús, cuya inclinación natural es la de tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu Bondad infinita. Acógenos en la morada de tu Corazón Misericordiosísimo y no permitas que salgamos jamás de Él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia toda la Humanidad y en especial hacia los pobres pecadores, encerrándoles en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús y, por los méritos de su dolorosa Pasión, muéstranos tu Misericordia, para que alabemos la omnipotencia de tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Segundo día

"Hoy tráeme a las almas de los sacerdotes y religiosos y sumérgelas en mi Insondable Misericordia. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar las amarguras de mi Pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi Misericordia fluye hacia la Humanidad".

Misericordiosísimo Jesús, de quien procede todo bien, multiplica tus gracias sobre las almas consagradas a tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de misericordia; y que todos los que las vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el Cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu Viña, las almas de los sacerdotes y religiosos, dótalas con la fortaleza de tus Bendiciones y por el amor del Corazón de tu Hijo, al cual están unidas, concédelas el poder de tu Luz, para que puedan guiar a otros por el camino de la Salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia

Tercer día

"Hoy tráeme a todas las almas devotas y fieles y sumérgelas en el gran océano de mi Misericordia. Ellas me confortaron a lo largo del Vía Crucis y fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura".

Misericordiosísimo Jesús, que desde el tesoro de tu Misericordia, distribuyes tus gracias a raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de tu muy compasivo Corazón y no permitas que salgamos nunca de Él. Te imploramos esta gracia en virtud del más excelso amor; aquel con el que tu Corazón arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, vuelve tus ojos misericordiosos hacia las almas fieles, que guardan el legado de Tu Hijo. Y por los méritos y dolores de su Pasión, concédeles tu bendición y tenlas siempre bajo tu tutela. Que nunca claudique su amor o pierdan el tesoro de nuestra santa Fe, sino que, con todo el ejército de Ángeles y Santos, glorifiquen tu infinita Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Cuarto día

"Hoy tráeme a los que no creen en Mí y a los que todavía no me conocen. Pensaba en ellos durante las angustias de mi Pasión, y su futuro fervor sirvió de consuelo a mi Corazón. Sumérgelos en la inmensidad de mi Misericordia".

Misericordiosísimo Jesús, Tú que eres la Luz del género humano, recibe en la morada de tu Corazón lleno de compasión, a las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de tu Gracia las ilumine para que también, unidas a nosotros, ensalcen tu maravillosa Misericordia; y no las dejes salir de la morada de tu Corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve tu piadosa mirada hacia las almas de aquellos que no creen en tu Hijo, y hacia las de aquellos que todavía no te conocen, pero que están presentes en el muy compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalas a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédelas que también ellas ensalcen la generosidad de tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Quinto día

"Hoy tráeme a las almas de nuestros hermanos separados y sumérgelas en la Inmensidad de mi Misericordia. Ellas, durante las angustias de mi Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. A medida que se reincorporan a ella, mis heridas cicatrizan, y de esta forma sirven de bálsamo a mi Pasión".

Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la Luz a aquellos que te buscan. Recibe en el seno de tu Corazón, desbordante de piedad, a las almas de nuestros hermanos separados. Encamínalas, con la ayuda de tu Luz, hacia la unidad de la Iglesia, y no las dejes marchar de la morada de tu muy compasivo Corazón, que es todo amor; haz que también ellas lleguen a glorificar la generosidad de tu Misericordia.

Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa hacia las almas de nuestros hermanos separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado tus bendiciones y abusado de tus gracias manteniéndose obstinadamente en el error. También ellas están acogidas en el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores sino el Amor de tu Hijo y los dolores que para su provecho sufrió y aceptó por ellas durante su Pasión y haz que también ellas glorifiquen tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Sexto día

"Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi Misericordia. Estas almas son las más parecidas a mi Corazón. Ellas me proporcionaron fortaleza durante mi amarga Agonía, ya que las veía como ángeles terrenales, velando junto a mis Altares. Derramo sobre ellas un torrente de gracias porque sólo el alma humilde es capaz de recibir mi Gracia. Es a las almas humildes a las que concedo mi Confianza".

Misericordiosísimo Jesús, que dijiste: "Aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón". Acoge en el seno de tu Corazón desbordante de piedad, a todas las almas mansas y humildes, y a las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, que muy particularmente se recrea en ellas. Son como un ramillete de florecillas que despiden su perfume ante el trono de Dios y el mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo perenne en tu Piadosísimo Corazón, oh, Jesús, y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.

Padre Eterno, vuelve tu mirada llena de Misericordia hacia las almas mansas, hacia las almas humildes y hacia las almas de los niños pequeños acurrucadas en el seno del Corazón de Jesús rebosante de piedad. Estas almas son las que se asemejan más a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar tu Trono, Señor y Padre de Misericordia y Bondad suprema. Te suplico, bendigas a toda la Humanidad, por el amor que te inspiran estas almas y el gozo que te proporcionan, para lograr que todas las almas entonen a la vez, las alabanzas que se merece tu Misericordia, por los siglos de los siglos. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Séptimo día

"Hoy tráeme a las almas que especialmente veneran y glorifican mi Misericordia y sumérgelas en mi Misericordia". Estas almas compartieron los sufrimientos de mi Pasión y penetraron en mi Espíritu más profundamente que ninguna otra. Son vivo reflejo de mi compasivo Corazón y brillarán con esplendor especial en la vida futura. Ninguna de ellas sufrirá el tormento del fuego del infierno, porque las defenderé con particular empeño a la hora de la muerte".

Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en el seno de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de tu Misericordia. Dótalas con el poder de Dios y en medio de las dificultades y aflicciones, haz que sigan adelante, confiadas en tu Misericordia; y unidas a Ti, oh, Jesús, carguen sobre sus hombros el peso de toda la Humanidad; y por ello no serán juzgadas con severidad, sino que tu Misericordia las protegerá especialmente cuando llegue la hora de la muerte.

Padre Eterno, vuelve tu mirada hacia las almas que alaban y honran tu supremo atributo, la Misericordia infinita, y que están protegidas dentro del muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están rebosantes de obras de misericordia, y sus corazones, desbordantes de alegría, entonan cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando tu Misericordia. Te lo suplico, Señor: Muéstrales tu Misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza que en Ti depositan. Que se cumpla en ellas la promesa hecha por Jesús: "A las almas que veneren mi infinita Misericordia, las protegeré durante toda su vida, como a mi propia Gloria, y muy especialmente en la hora de la muerte".

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Octavo día

"Hoy tráeme a las almas que están detenidas en el Purgatorio y sumérgelas en las profundidades de mi Misericordia. Que mi Sangre, cayendo a chorros, apacigüe las llamas en que se abrasan. Todas estas almas me son muy queridas. Ellas cumplen el castigo que se debe a mi Justicia. En tu poder está socorrerlos. Saca todas las Indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas por ellas. ¡Ohl, si supieras qué tormentos padecen, ofrecerías continuamente por ellas el óbolo de tus oraciones y así saldarías las deudas que ellas tienen con mi Justicia".

Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste: ¡misericordia!, introduzco ahora en el seno de tu Corazón, desbordante de Misericordia, las almas del Purgatorio, almas que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua que brotó de tu Corazón, apague las llamas purificadoras, para que, también allí, el poder de tu Misericordia sea glorificado.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el Purgatorio y que Jesús acoge en su Corazón desbordante de compasión. Te suplico, por la dolorosa Pasión que sufrió tu Hijo, y por toda la amargura que anegó su Sacratísima Alma, que te muestres misericordioso con las almas que se hallan bajo tu mirada justiciera. No las mires de otro modo, sino sólo a través de las Llagas de Jesús, tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que tu Bondad y Compasión son infinitas. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Noveno día

"Hoy tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia.

Estas almas, son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. Por su tibieza e indiferencia mi Alma sintió una inmensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. Ellas fueron las que me hicieron gritar: "Padre, si es posible, aparta de Mí este cáliz". Para ellas, la última esperanza de salvación será el recurrir a mi Misericordia". Piadosísimo Jesús, a Ti que eres la Piedad misma, hoy te traigo al seno de tu compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza.

Que estas almas heladas, que se parecen a cadáveres y que te llenan de repugnancia, se calienten con el fuego de tu puro Amor ¡oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de Amor puro y comunícalas el fuego de tu divino Amor, porque Tú todo lo puedes.

Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a las almas tibias que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón todo Misericordia. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que padeció tu Hijo, y por sus tres largas horas de Agonía en la Cruz: que ellas también glorifiquen el mar sin fondo de tu Misericordia. Amén.

A continuación, se reza la Coronilla de la Divina Misericordia


Letanía a la Misericordia Divina

Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre. Yo confío en Ti.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios. Yo confío en Ti.
Misericordia Divina, misterio incomprensible. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, de donde brota toda Vida y Felicidad. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, más sublime que los Cielos. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que abarcas todo el universo. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que bajaste al mundo en la Persona del Verbo Encarnado. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús, por nosotros y especialmente por los más pecadores. Yo confío en TI,
Misericordia Divina, insondable en la Institución de la Sagrada Eucaristía. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que fundaste la Santa Iglesia. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos justificas por los méritos de Jesucristo. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos acompañas a lo largo de toda la vida. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos abrazas especialmente en la hora de la muerte. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos otorgas la vida inmortal. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos acompañas en cada momento de nuestra vida. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos proteges del fuego del Infierno. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, por quien se convierten los pecadores empedernidos. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, asombro para los ángeles e incomprensible para los santos. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y gozo. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que de la nada nos diste la existencia. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que abarcas todas las obras de tus manos. Yo confío en TI
Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, en la que todos estamos inmersos. Yo confío en Ti.
Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados. Yo confío en TI,
Misericordia Divina, esperanza única de las almas desesperadas. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, remanso de corazones y paz ante el temor. Yo confío en Ti.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas. Yo confío en TI.
Misericordia Divina, que infundes confianza cuando perdemos la esperanza. Yo confío en TI.

Oración final

¡Oh!, eterno Dios, en quien la Misericordia es infinita y el manantial de compasión es inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa y aumenta en nosotros tu Misericordia, para que en los momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que con absoluta confianza, nos sometamos a tu Santa Voluntad que es todo Amor y Misericordia. ¡Oh!, incomprensible e impenetrable Misericordia de Dios ¿quién puede glorificarte y adorarte dignamente? Oh, Supremo atributo de Dios todopoderoso, Tú eres la dulce esperanza del pecador. Amén.


ORA CON CONFIANZA:

- Delante del Cuadro de Jesús Misericordioso.
- Con el Rosario para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia.
- 9 días seguidos, en cualquier época del año.


Palabras de Jesús

CUADRO DE JESÚS MISERICORDIOSO

"Pinta un cuadro según me estás viendo, con la invocación: "JESÚS, CONFÍO EN TI". Quiero que se venere en el mundo entero" (1, 18).

"Prometo que el alma que venere este cuadro, no se perderá. Sobre todo, a la hora de la muerte, Yo mismo la defenderé como a mi Gloria". (1, 18).

FIESTA DE LA MISERICORDIA

"Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia, el domingo siguiente al de la Pascua de Resurrección.

"Deseo, que esta Fiesta sea un refugio para todas las almas, pero sobre todo para los pobres pecadores. "El alma que acuda a la Confesión y reciba la Sagrada Comunión, obtendrá el perdón total de sus culpas y del castigo" (11, 138).

ROSARIO DE LA MISERICORDIA

"Por medio de este Rosario obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con mi Voluntad" (VI, 93).

"Quien lo rece, alcanzará gran Misericordia en la hora de su muerte" (II, 129).

"Cuando se rece este Rosario al lado del moribundo, me pondré entre el Padre y el alma agonizante, no como justo Juez, sino como Redentor Misericordioso" (V, 124)

HORA DE LA MISERICORDIA

Reza la oración de las tres de la tarde

"A las 3 de la tarde implora mi Misericordia especialmente para los pecadores y, aunque sea por un momento, contempla mi Pasión. En esta Hora no negaré nada al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión"

APOSTOLADO DE LA MISERICORDIA

"A las almas que propaguen la devoción a mi Misericordia las protegeré durante toda su vida" .

HAZ APOSTOLADO PARA:

- Dar gloria a Dios.

- Salvar almas.

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