CONDICIONES
PARA SER PADRINO DEL BAUTISMO Y DE LA CONFIRMACIÓN
Ser
elegido padrino del Bautismo o de la Confirmación es un honor. El padrino se convierte en
compañero del bautizado o confirmado, sea párvulo o mayor, en su camino de fe. Este
ministerio puede inspirar humildad y miedo.
Los padrinos tienen una misión litúrgica en los ritos de la iniciación, proclamando su
propia fe y, en el caso de los párvulos, comprometiéndose a asistir a los padres a
educar al hijo en la fe católica. Esta es una solemne promesa, hecha públicamente, y los
que la hacen deberían ser personas cuya vida de fe y su situación en la comunidad hacen
creíbles las palabras que pronuncian.
En el caso de los adultos, el padrino es alguien que ayuda a preparar al adulto y,
después de los sacramentos de iniciación, continúa ayudando a que el nuevo bautizado
lleve una vida en armonía con la fe cristiana.
Los padrinos deberían ser a la vez modelos y personas de recursos, que se encuentran a
gusto en la práctica de su fe y se consideran normalmente "católicos
practicantes", es decir, católicos que acuden a misa los domingos y los días de
precepto. Deberían ser personas a las que les resulta fácil contestar a las preguntas
sobre su relación personal con Dios, tal como la viven en la comunión católica, aunque
no estén seguros respecto a todos los aspectos técnicos. Personas que se interesan y se
seguirán interesando en ayudar a su apadrinado en los años siguientes.
La ley de la Iglesia
(Código, 874) especifica que estos padrinos tengan al menos 16 años y que hayan sido
ellos mismos plenamente iniciados, o sea, que hayan recibido los sacramentos del Bautismo,
Confirmación y primera Comunión, y que lleven una vida congruente con la fe y con la
misión que van a asumir. Los padres no pueden ser padrinos.
La misión de padrino no es sólo la de un "patrono" o "mentor". A
veces suceden conflictos emocionales en una familia, cuando se considera que algunos
familiares o amigos cercanos, que son considerados como posibles padrinos, no resultan
técnicamente cualificados como tales porque no son católicos o no son católicos
practicantes regulares, o su status religioso es "problemático" por alguna
situación irregular, como la del matrimonio civil.
Pueden darse situaciones conflictivas entre la lealtad a la familia y a los amigos y las
exigencias de la autenticidad litúrgica y religiosa. El Bautismo y la Confirmación son
sacramentos de fe, y sus ministros, incluyendo los padrinos, deberían ser ejemplos de fe
para los que se reúnen para la celebración.
No todos los allegados o amigos son los apropiados para ser padrinos, y no todos los que
sí podrían servir de padrinos lo son con tal cercanía para serlo de mi familia. Es
difícil conseguir el equilibrio. En casos especiales, el consejo y la sabiduría del
párroco pueden ser muy útiles.
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