Hace cierto tiempo, mientras asistía a lecciones, el profesor empezó a hablar mal de las personas que creían en Dios. Él se definía como un científico que no creía en Dios. En realidad no se le podía llamar ateo pues creía, y mucho, en sí mismo.
Ya había dado un buen rato al tema así que no pude evitar pedir la palabra y me puse de pie.
- "Profesor", le dije, "¿Usted creería en Dios si lo viera actuando? Me refiero a que si le digo en este momento frente a todos que saque una moneda y la muestre, luego que cierre su mano y que al abrirla la moneda sea otra totalmente diferente...¿creería usted en Dios?".
Luego de un breve silencio, que se me hizo eterno, y de algunas miradas penetrantes, el profesor me dijo que probablemente sí creería si pasaba aquel "milagro".
Tomé asiento y le dije:
- "No se preocupe profesor, así puede estar seguro de que nunca creerá."
Dios no es un mago ni se presta para trucos baratos para que personas que NO QUIEREN creer lo hagan.
La primera condición para 'ver' a Dios es tener FE, o sea convicción de algo que no está viendo. Usted pretende ver a Dios sin tener FE y por eso no podrá verlo hasta que se decida a tener FE."
En realidad, me sentí muy triste como para creer que muchos de nosotros, incluso quienes hemos dicho conocer a Dios, le pedimos muchas pruebas absurdas de prosperidad material, convirtiendo a Dios en un prestamista de milagros, cuando la virtud de todo profeta ha sido ver el milagro antes de que suceda, con los ojos de la FE.
No pidas pruebas para creer. Cree y verás todas las pruebas.
Cree en un Dios grande. Verás un Dios grande.
Texto escrito por Arturo Quirós
Web católico de Javier
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