En la apertura de los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952, delante de los 6.000 atletas pertenecientes a 70 naciones, entre ellos los 300 rusos, el arzobispo luterano de Helsinki leyó esta oración, que es todo un programa, no sólo deportivo, sino de vida:
Dios eterno y todopoderoso, nosotros, llegados de todos rincones de la tierra a esta gran fiesta común de las naciones, nos inclinamos ante Ti para darte gracias por tu protección y para rezarte. Une a todos los pueblos del orbe con el lazo de la paz y de la concordia.
Enséñanos a comprendernos, a tolerarnos, a amarnos los unos a los otros a pesar de todo lo que nos separa: fronteras, lenguas, opiniones, culturas y religiones.
Ayúdanos a que desaparezcan el odio y la discordia, y así llegue a ser verdadera esta palabra: "Que haya un solo rebaño y un solo pastor".
Mira a estas jóvenes y a estos jóvenes, que en el ardor y la fuerza de la juventud se preparan para competir por los laureles de la victoria; ayúdales a luchar también para guardar la pureza y para alcanzar la corona imperecedera de la eternidad.
Uno de los principales emblemas del evento deportivo y un símbolo de la paz, los anillos olímpicos representan la unión de los cinco continentes (Oceanía, África, América, Asia y Europa) a través de la representación de cinco aros de colores diferentes entrelazados. El diseño fue concebido por Pierre de Coubertin, fundador del movimiento olímpico, que decidió utilizar estos colores (azul, amarillo, negro, verde y rojo) porque cada nación tiene al menos uno de ellos en su bandera.
La bandera olímpica, que está compuesta por los cinco aros sobre un fondo blanco, nació durante el Congreso Mundial de 1914, en París, pero no fue hasta la cita de 1920 en Amberes (Bélgica) cuando la izaron por primera vez de forma oficial. Desde entonces, se ha lucido en cada celebración olímpica.
De acuerdo con el protocolo, la llama debe seguir ardiendo durante toda la celebración del evento, hasta el día de la ceremonia de clausura, cuando se apaga para que el período olímpico se considere finalizado oficialmente.
El ritual de subir al podio para recibir las medallas surgió para permitir una mejor visualización por parte del público y los medios de comunicación, convirtiéndose en un momento simbólico e icónico para muchos atletas. El nadador Michael Phelps, de Estados Unidos, es el que más lo ha hecho en toda la historia, ya que sumó un total de 28 medallas olímpicas (23 de oro, 3 de plata y 2 de bronce) en su carrera.
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