JUGAR AL DOMINÓ
¿Alguna vez has jugado al dominó? Cuando yo era muchacho, jugar al
dominó era uno de mis pasatiempos favoritos. Hace algún tiempo, mientras visitaba a una
familia, vi a un joven muchacho y a su abuelo jugando a ese juego. Al pensar en los días de
mi niñez me vino a la mente un torrente de recuerdos.
Lo extraño del juego de dominó es que se gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder
tus fichas. El que primero se deshace de sus fichas gana el juego. Tienes que dar para
obtener, perder para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima.
No es como el béisbol, el tenis u otros juegos, en los que el mayor número de carreras,
puntos o anotaciones determina al ganador. ¡No! En el dominó, el que triunfa es el que
primero llega a la nada.
La regla del hombre natural es: «Consigue todo lo que puedas.» La regla del hombre
espiritual debería ser: «Da todo lo que puedas.» En la esfera espiritual, sólo
conservaremos para siempre aquello que damos.
En la vida cristiana muchas veces las victorias más significativas y más importantes
vienen disfrazadas en un atuendo de derrota, debemos reducirnos a nada antes de llegar a
ser algo. La semilla que se guarda en el granero se enmohece y se deteriora, pero si se
«bota» en el suelo aumenta 30, 60 y 100 por uno. «... si el grano de trigo no cae en la
tierra y muere, queda solo...» (Juan 12,24).
Recuerda, Jesús lo dio todo. Él es nuestro ejemplo.
Marcos 15:31 "Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes
escarneciendo, decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se
puede salvar." (aunque sí podía, decidio no hacerlo. Por ti y por mi)
La vida es como un partido de tenis: ¡No Puedes ganar si no "sirves" bien!.
Mateo 20:28 "Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos."
Web católico de Javier