UNA ESTRELLA EN EL HORIZONTE
Homenaje de Web Católico
de Javier a las víctimas de los atentados
de Madrid del 11 de Marzo de 2004
Existían millones de estrellas en el cielo,
estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un
día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le propusieron:
- Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.
- Así se hará , respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal
como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.
Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas. Algunas se
acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las
luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra
quedó, entonces, maravillosamente iluminada. Pero con el correr del tiempo, las estrellas
decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.
- ¿ Por qué volvieron ? - preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.
- Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha
violencia, hay demasiadas injusticias. El Señor les contestó: - ¡ Claro ! Ustedes
pertenecen aquí, al Cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae,
de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo
inmutable, de lo eterno, de la perfección.
Después de que habían llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y
habló de nuevo: - Nos está faltando una estrella, ¿dónde estará? Un ángel que estaba
cerca replicó: - Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella
descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites,
donde las cosas no van bien, donde hay dolor.
- ¿ Qué estrella es esa ? - volvió a preguntar.
- Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.
Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente
iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el
único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza. Dios ya
conoce
el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de
aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo puede conocer el porvenir.
Recibe en este momento esta Estrellita Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que
ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza que ella iluminará tu camino, sé
siempre positivo y agradece todo a Dios. Se siempre feliz y contagia a otras personas tu
felicidad.
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