Sofía era una joven que fue invitada a una excursión para escalar una montaña. Aunque esto le causaba mucho miedo, fue con su grupo a un imponente risco de granito.
A pesar de su temor, se colocó el equipo, tomó un extremo de la cuerda y comenzó a escalar por las rocas. En un determinado momento, llegó a un borde, donde pudo
tomar un respiro.
Mientras estaba ahí, la cuerda de seguridad golpeó contra un ojo de Sofía y le sacó su lente de contacto. Bueno, ahí estaba ella en el borde de la roca, a mitad de escalada, con cientos de metros hasta el suelo y cientos de metros por encima de ella hasta la cima. Por supuesto que buscó y buscó, esperando que hubiera caído en el borde, pero simplemente no estaba la lente.
Ahí estaba ella, lejos de casa, con su vista borrosa. Estaba desesperada y comenzó a enfadarse, por lo que oró al Señor para que la ayudase a encontrar su lente. Cuando llegó a la cima, un amigo examinó su ojo y su ropa buscando la lente, pero no la pudieron encontrar. Ella se sentó, desalentada, con el resto de la gente, esperando a que los demás llegaran a la cima. Desde allí, observó las montañas de alrededor, pensando en el verso de la Biblia acerca de que los ojos del Señor observan alrededor de toda la Tierra y pensó: "Señor, Tú puedes ver estas montañas. Tú conoces cada piedra y cada hoja, y Tú sabes exactamente dónde está mi lente de contacto. Por favor, ayúdame."
Finalmente, bajaron. Al pie de la montaña había un nuevo grupo de alpinistas comenzando a escalar el risco. Uno de ellos gritó: "Oigan, jóvenes! ¿Alguien perdió una lente de contacto?".
Bueno, esto hubiera sido suficientemente inquietante, pero... ¿sabes cómo el alpinista vio la lente de contacto? Una hormiga se movía lentamente a través de la roca, cargando la lente.
Sofía me dijo que su padre era caricaturista. Cuando ella le explicó esta increíble historia de la hormiga, la oración y la lente de contacto, él dibujó una caricatura de una hormiga cargando una lente de contacto, diciendo: -"Señor, no sé por qué Tu quieres que yo cargue esta cosa. No puedo comérmela y es extremadamente pesada. Pero si eso es lo que Tú quieres que yo haga, yo la cargaré para Ti." Creo que probablemente nos haría bien a algunos de nosotros decir ocasionalmente: "Señor, no sé por qué quieres que yo lleve esta carga. No veo nada bueno en ello y es bastante pesada. Pero si Tú quieres que yo la cargue, lo haré para Ti".
Web católico de Javier
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