El milagro eucarístico de Bruselas


Un rico banquero, llamado Jonatás, que vivía en Enghien y que era contrario a la religión católica, consiguió por dinero y por mediación de un joven, Juan de Louvain, falsamente convertido al cristianismo, hacerse con un copón robado en una iglesia de Bruselas y que contenía varias Hostias consagradas. Después de este hecho, Jonatás fue asesinado tan sólo dos semanas después en circunstancias misteriosas.

Su viuda decidió deshacerse de las Sagradas Formas al pensar que la muerte de su esposo fue un castigo de Dios. Se las dio a unos amigos de su marido, que también odiaban la religión católica. Ocho de ellos tuvieron una reunión el día 4 de abril de 1370, que era Viernes Santo, y, habiendo colocado las Hostias sobre una mesa, las pincharon con puñales. Entonces salió de ellas sangre milagrosa y cayeron de espaldas los sacrílegos. Espantados, decidieron vender las hostias a un adinerado mercader católico. El mercader fue inmediatamente a contarle lo sucedido al párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Chapelle, en Bruselas. El sacerdote guardó las Sagradas Formas y poco después, las trasladó en medio de una gran procesión solemne a la Catedral de Santa Gúdula.

Tres de las hostias milagrosas se conservan aún en la Colegiata de Santa Gúdula, en Bruselas, encerradas en una Custodia de extraordinaria belleza y arte, que se lleva solemnemente todos los años por las calles de la capital en una imponente manifestación de fe, denominada la Procesión del Santísimo Sacramento del Milagro.

En la Catedral de Bruselas podemos observar muchísimos testimonios artísticos que hablan del milagro eucarístico sucedido en 1370. Las vidrieras de colores que la adornan representan la historia del milagro.

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