Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción.
Madurez es cuando aprendemos a no prejuzgar, no juzgar, no criticar, no participar en los rumores falsos que contaminan nuestra alma.
Madurez es poner en práctica las enseñanzas de la vida recibidas que nos lleve a la verdadera felicidad.
Madurez es tener una gran intuición y hacer a un lado todo aquello que nos manipule o afecten a nuestras vidas.
Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el placer inmediato en favor de un beneficio a largo plazo.
Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir me equivoqué y, cuando se está en lo correcto, la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir te lo dije.
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis.
Los inmaduros son maestros de la excusa, son los confusos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidades.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.
Envejecer es obligatorio, madurar es opcional.
Web católico de Javier
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