Cuando me quejo

minibúsHoy, en un ómnibus, ví una chica con cabello dorado y deseé ser tan rubia como ella. Cuando de pronto se levantó para irse ví que cojeaba por el pasillo. Tenía una sola pierna y usaba muleta, pero cuando pasó, sonreía.

Oh, Dios, perdóname cuando me quejo. Tengo dos piernas, el mundo es mío.

Me detuve para comprar caramelos. El muchacho que los vendía era tan encantador. Conversé con él, parecía tan contento. Si llegaba tarde no me preocupaba. Y mientras me iba, dijo: "Gracias, has sido tan amable. Es estupendo conversar con gente como tú, ¿sabes?. Soy ciego".

Oh, Dios, perdóname cuando me quejo. Tengo dos ojos, el mundo es mío.

Más tarde, cuando iba caminando por la calle, ví un chico de ojos azules. Se paró y miraba a otros jugar. No sabía qué hacer. Me detuve un momento y luego dije:

"¿Por qué no te unes a los otros, querido?"

Siguió mirando hacia delante sin decir ni una palabra. Entonces me dí cuenta que no podía oír.

Oh, Dios, perdóname cuando me quejo. Tengo dos oídos, el mundo es mío.

Con pies que me llevan a donde quiero ir.

Con ojos para ver el brillo del sol.

Con oídos para oír lo que sé.

Oh, Dios, perdóname cuando me quejo.

En verdad he sido bendecido, el mundo es mío.

¡Esta reflexión es sólo para recordar lo mucho que tenemos que agradecerle a Dios!

Da lo mejor al mundo y lo mejor volverá a ti.

Web católico de Javier


Si te ha gustado la reflexión Cuando me quejo, compártela por favor en las redes sociales.


Índice de Web Católico de Javier

Reflexiones católicas

Firmar en el libro de visitas

contacto Suscríbase gratis a la lista de correo de Web Católico de Javier para recibir las novedades semanales por correo electrónico.