El 11 de noviembre de 2018 se cumplió el centenario del final de la Primera Guerra Mundial, que se desarrolló entre 1914 y 1918. Empezó cuando un joven terrorista ejecutó a los futuros emperadores austrohúngaros Francisco Fernando y Sofía Chotek. El Imperio Austrohúngaro atacó a Serbia por el atentado y la política de alianzas entre las potencias terminó desencadenando una guerra a nivel continental que se extendió rápidamente por el mundo.
A consecuencia del conflicto murieron cerca de 20 millones de personas, entre combatientes y civiles. Esta gran tragedia asoló con especial crueldad al continente europeo.
La celebración de este tipo de aniversarios debe servir para enseñar a las naciones y a los pueblos en general a no caer en conflictos bélicos y valorar enormemente la paz y la libertad. La solución a los problemas internacionales nunca es la guerra.
La paz no es solo cuestión de los gobiernos, sino que también depende de cada uno de nosotros.
Si la nota dijera: “Una sola nota no hace música...” no habría sinfonía.
Si la gota dijera: “Una sola gota no puede formar el mar...” no habría océano.
Si la piedra dijera: “Una sola piedra no puede formar una pared...” no habría
casa
Si la palabra dijera: Una sola palabra no puede hacer una página...” no habría
libros.
Si el ser humano dijera: “Un solo gesto de amor no puede salvar a la
humanidad...” no habría justicia ni paz, ni dignidad, ni felicidad en el mundo.
Como la sinfonía necesita cada nota, como el libro necesita cada palabra, como la casa necesita cada piedra, como el océano necesita cada gota de agua... la humanidad te necesita, pues donde estés eres único e insustituible y formas parte del plan de Dios.
Es interesante recordar las palabras que pronunció el Papa Francisco con motivo del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Al término del rezo del Ángelus del 27 de julio de 2014, quiso evocar el centenario, que se cumplía al día siguiente, del estallido de la Primera Guerra Mundial. “Millones de víctimas e inmensas destrucciones – recordó – en un conflicto, que el papa Benedicto XV definió como una ‘masacre inútil’, y que terminó, después de cuatro largos años, en una paz que resultó muy frágil”. “Mañana es un día de luto”, añadió el Papa.
“¡Deteneos por favor, os lo pido de corazón, es la hora de deteneros, deteneos por favor!”. El Papa Francisco se emocionó al lanzar desde su balcón del Vaticano un nuevo llamamiento por la paz a Ucrania, Oriente Medio e Irak. “¡Todo se pierde con la guerra, nada se pierde con la paz!”.
“Hermanos y hermanas, nunca la guerra, nunca la guerra, pienso sobre todo en los niños, a los cuales se les quita la esperanza de una vida digna, de un futuro, niños muertos, niños heridos, niños mutilados, niños huérfanos, niños que tienen como juguetes residuos bélicos, niños que no saben sonreír”.
“Mientras recordamos este trágico evento, auguro que no se repitan los errores del pasado, sino que se tengan presentes las lecciones de la historia, haciendo siempre prevalecer las razones de la paz mediante un dialogo paciente y valiente”.
Autor del texto: Javier López
Web Católico de Javier
https://webcatolicodejavier.org
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