Su fiesta se celebra el 19 de Abril
San Expedito vivió a principios del siglo IV bajo el imperio de Diocleciano, emperador que años más tarde lo mandaría asesinar, y era el comandante de una legión de soldados romanos.
A pesar de defender al Imperio Romano de los Bárbaros Asiáticos, cierto día fue tocado por la gracia de Dios y recibió la Luz Divina; este episodio cambiaría para siempre su vida convirtiéndose inmediatamente al cristianismo.
Al momento de su conversión, un cuervo se hizo presente simbolizando al Espíritu del Mal y le dijo Cras... Cras... Cras... , (lo que en latín siginifica Mañana ... Mañana... Mañana...) intentando persuadirlo en la misma hora de su conversión al Cristianismo a que lo dejara para después. San Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo con su pie derecho mientras exclamaba Hodie... Hodie... Hodie (que en latín significa Hoy... Hoy... Hoy... ) no dejaré nada para mañana, a partir de hoy seré Cristiano.
El 19 de abril del año 303, por orden del Emperador Diocleciano, fue sacrificado en Melitene, sede de una de las Provincias Romanas en Armenia, junto con sus compañeros Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo. El motivo fue porque al haberse hecho cristianos, se negaron a rendir culto a los dioses paganos.
San Expedito es un Santo que atiende los casos urgentes en los que de producirse una demora, habría un gran perjuicio.
Mi San Expedito de las causas justas y urgentes, intercede por mí junto a Nuestro Señor Jesucristo, para que venga en mi socorro en esta hora de aflicción y desesperanza.
Mi San Expedito tú que eres el Santo guerrero. Tú que eres el Santo de los afligidos. Tú que eres el Santo de los desesperados. Tú que eres el Santo de las causas urgentes: protégeme, ayúdame, otorgándome fuerza, coraje y serenidad. ¡Atiende mi petición! (Indique la petición).
Mi San Expedito, ayúdame a superar estas horas difíciles, protégeme de todos los que puedan perjudicarme, protege a mi familia, atiende mi petición con urgencia. Devuélveme la paz y la tranquilidad.
¡Mi San Expedito! Estaré agradecido durante el resto de mi vida y propagaré tu nombre a todos los que tienen Fe.
(I)
¡Glorioso San Expedito, mártir, protector nuestro! Conociendo tu valimiento ante Dios, venimos a presentarte nuestras súplicas. Tú conoces nuestras necesidades más urgentes. Las ponemos en tus manos. Esperamos que nos alcances ante Dios una pronta solución. Deseamos sentir hoy mismo tu protección. A la vez te pedimos que nos obtengas de Dios una fe firme que jamás desfallezca, una ardiente caridad que nos inflame en su amor y en el amor a los demás, y una esperanza alegre aún en medio de nuestros problemas. Lo suplicamos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(II)
Glorioso mártir de la fe, San Expedito, que asistido de la gracia divina confesaste valerosamente a Cristo; en la vida, con los ejemplos de una santidad heroica, y en el martirio, con la serena y humilde oblación de tu sangre generosa derramada por Él. Admíteme, te lo ruego, en el número de los devotos que confiadamente se encomiendan a ti, para que presentada por tus manos al Señor la petición que hoy humildemente le dirijo, sea pronta y favorablemente despachada, para gloria de Dios, resplandor de tu nombre y bien de mi alma. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
(III)
Acudo a ti, San Expedito, para que me remedies (indicar la causa). Que tu fuerza y tu apoyo me concedan por obra de Jesús, del Espíritu Santo y de nuestro santo Padre lo que te pido. Por esto te suplico que, mejorándome en mi vida diaria, me consigas lo que tanto deseo en estos momentos. Amén.
(Se acompaña con un padrenuestro, una avemaría y gloria) ".
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de contrición
(para todos los días)
Padre, contra ti solo pequé. Este es mi dolor y esta es mi vergüenza. Señor, sé cómo ser bueno con los demás. No hago daño a nadie. No me gusta causar penas. Y sin embargo, a ti y sólo a ti, sí que he causado pena. He traicionado tu amistad, y he herido tus sentimientos. "Contra ti, contra ti, solo pequé". Nadie tiene quejas contra mí, pero tú sí que las tienes, Señor. He faltado a tu ley, he desobedecido tu voluntad, te he ofendido.
"Oh Señor, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme". Dame la alegría de tu perdón. Quiero contarles a todos la amargura de mi pecado y la bendición de tu perdón. Que pueda proclamar ante el mundo la grandeza de tu misericordia. Bendita sea tu misericordia y bendito tu amor, Padre, que me acoges aún siendo pecador. Gracias, Padre, por tu perdón. Amén.
Día 1. - La fe de San Expedito
Expedito fue un buen soldado y un buen cristiano. Llevaba el uniforme del legionario romano sobre su cuerpo y la señal de la cruz sobre su frente. "El Señor derrochó su gracia en él dándole la fe y el amor a Cristo-Jesús". Aprendió muy bien la lección de Jesús: "dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". Luchó por los intereses y la gloria del imperio, y aún con más ardor por los intereses y la gloria de Jesús, sintiéndose y comportándose como cristiano.
En la hora de confesar su fe, dió testimonio de su fe y confesó que Jesús era su Señor y amigo, y permaneció siempre fiel a la amistad. "Doy gracias a Cristo-Jesús, Nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí".
Piensa en San Expedito, Señor, cuando narres tus victorias a los hombres.
Oración
Jesús te eligió, Expedito, como amigo y se fió de tí. Sabía bien lo que hacía. Aunque de profesión soldado, llegando de una mentalidad pagana, en un mundo con muchas debilidades, en medio de las debilidades brilló una vez más la fuerza de la fe.
Te pido que a pesar de la mentalidad pagana que ha invadido mi mundo, que no decaiga ni sea vacilante mi fe.
Concédeme la totalidad de la fe. No quiero medias tintas ni ambigüedades. Quiero para mí la integridad de la Palabra, la totalidad de la revelación. Por nada deseo cambiar las verdades del Evangelio de Jesús, por modas pasajeras. Que mi fe resplandezca sin sombras. Que sea la fidelidad al Señor la que rija mi vida por siempre. Amén.
Día 2. - La fortaleza de San Expedito
En el nombre del Padre...
Acto de contrición...
(para todos los días)
Expedito, en unión de otros cinco compañeros sufrió arresto, cárcel, interrogatorios. Confesó su fe en Cristo, oyó la sentencia y la condena a muerte sin desánimo. A la sentencia siguió la aplicación. Fue martirizado en fecha desconocida, en la era de las persecuciones de los cristianos.
Se le representa de pie, joven, gallardo. Su mano derecha señala la cruz: "¡Cristiano, no faltará la cruz; pero la cruz termina por ser victoriosa! ".
Expedito, como san Pablo, pensó: "¿Quién me apartará del amor de Cristo? ¿la aflicción? ¿la angustia? ¿la persecución? como dice la Escritura, en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado" (Rm.8). "Pues nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos, el ánimo que nosotros recibimos de Dios" (2 Cor.1,3)
Oración
Expedito, dame tu fortaleza. Hay momentos en mi vida en que me parece encontrarme al final de la vida. Y a veces me supera la desolación de mi alma. Sé lo que significa sentir angustia, desesperación, soledad, abandono. Me he sentido como abandonado, no veo claro mi camino.
Te pido que me fortalezcas en mis debilidades. Que yo oiga claro que me dice "Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha repartiendo el ánimo que hemos recibido de Dios." (2 Cor. l). Que no pierda nunca de vista que "Dios nos contempla, que Cristo nos mira mientras luchamos por la fe. Que es gran felicidad luchar bajo la mirada Dios y ser coronados por Cristo.
Que esté siempre dispuesto para la lucha con una fe sincera, con una entrega total. (Cipri, carta 8). Amén.
(Récense tres Padrenuestros).
Día 3. La Protección divina
En el nombre del Padre...
Acto de contrición
(para todos los días)
San Expedito abogado de los casos difíciles.
La Iglesia ha acostumbrado en todo tiempo proclamar un especial patrono de entre los santos con el fin de que nos aproveche la poderosa intercesión de nuestro celestial patrono y nos ayude con el ejemplo de su vida.
La devoción a San Expedito Mártir, no es de hoy sino que viene de lejos y así se ha vivido en muchas naciones de Europa. Su devoción se apoya en el don singular que Dios le ha concedido para acudir con rapidez en ayuda del que le invoca con fe.
"Tengamos confianza en la intercesión de los santos mártires y encomendémonos a ellos pues sus súplicas son muy eficientes ante Dios" (San Alfonso de Ligorio, Victoria de los mártires).
Si acudimos a San Expedito no es para que nos quite las dificultades, sino para que nos dé fuerzas para poderlas enfrentar. Si venimos buscando soluciones a nuestros casos difíciles, no es para imponerle nuestras soluciones, sino para aceptar la suya, sea la que sea. Si le presentamos nuestros casos difíciles, no es para forzarle a ver nuestras cosas como las vemos nosotros, sino como las ve él. No sabemos ni nosotros mismos lo que queremos o necesitamos. Pero solo con saber que estás ahí, que nos puedes ayudar, nos devuelves la tranquilidad al corazón.
Oración
Expedito, devuelve a mi alma la confianza. Necesito fuerzas, me hace falta valor para enfrentarme a la vida. Necesito una mano amiga que me salve de mis peligros y de mis dificultades de la vida. Necesito tu mano, tu visión, tu luz y tu poder. Necesito día a día la certeza de la protección divina y la firmeza de tu brazo. Si estás siempre a mi lado, aun los peligros de mi vida se convertirán en gozo de vivir. Si estás a mi lado, y me comunicas tu ayuda, volveré a vivir la fe y la esperanza que necesito para seguir.
Santo mártir, que también yo tenga la certeza de que gracias a tu protección "no se me acercará la desgracia... porque el Señor ha dado órdenes para que me guarden sus santos en mis caminos, y me lleven en la palma de sus manos para que mi pie no tropiece en la piedra" (sal.90).
Esta hermosa promesa me llena de consuelo. Es bello saber que los santos vigilan mis pasos para que no caiga. Que mediante tu protección Dios se me haga siempre visible como protección y amor, en mi vida.
Gracias, Señor, por el cuidado que tienes de mí. Gracias por tu ayuda y por tu amor.
Amén.
(Récense tres Padrenuestros).
Web católico de Javier
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