No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
clavado en una Cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.
Anónimo español, siglo XVI
Un soneto se compone de 14 versos endecasílabos (11 sílabas). Este soneto a Jesús Crucificado, en concreto, pertenece al siglo de Oro Español. Sus versos son muy profundos, y la persona que lo escribió transpira una gran religiosidad. Aunque se desconoce la autoría del soneto a Jesús Crucificado, hay numerosos estudios de investigación que han tratado de encontrar al autor.
La hipótesis más probable atribuye el soneto a Jesús Crucificado a San Juan de Ávila, que es Doctor de la Iglesia. El argumento principal para atribuir a San Juan de Ávila la autoría del soneto es que la idea central del soneto (amor de Dios por Dios mismo y no por miedo al Infierno o por querer ir al Cielo) se halla en algunos de sus textos:
"El que dice que te ama y guarda los diez mandamientos de tu ley solamente o más principalmente porque le des la gloria, téngase por despedido de ella." Frase perteneciente a las "Meditaciones devotísimas del amor de Dios".
"Aunque no hubiese infierno que amenazase, ni paraíso que convidase, ni mandamiento que constriñese, obraría el justo por solo el amor de Dios lo que obra." Glosa del "Audi filia".
Otras hipótesis señalan a San Juan de la Cruz como posible autor del Soneto a Jesús Crucificado, pero la probabilidad es menor.
Web católico de Javier
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