VIVENCIA CRISTIANA

Capítulo IV: Misión- Compromiso
Autor: Felipe Santos, OSB


Vocación-llamada

Cada uno es llamado a hacer algo en su vida. Si una persona decide ponerse al servicio de una causa más importante que sus solas preferencias personales, se dice que responde a una vocación.


La vocación es una cierta manera de vivir la vida, comprenderla y ordenarla como un servicio. Pero la llamada- origen de la vocación- no emana de la persona. Esta sólo puede recibirla y aceptarla libremente.

La vocación es ser "llamado", "ser llamado por" y "ser llamado para".
Esto requiere una escucha, una respuesta.

Para los cristianos, la llamada viene de Dios, de la Palabra de Cristo que invita a seguirle ya ser testigos en el mundo y en la historia. Todo cristiano- por su bautismo- está llamado a hacer de su vida una respuesta y un servicio.

"La vocación cristiana es una orientación profunda de su vida y que el creyente descubre como un don de Dios y una llamada de la Iglesia, dice Monseñor Henri Teissier, arzobispo de Alger.

Las maneras de servir son múltiples según los tiempos y los lugares y la formas de llevarla a cabo.

Cualquiera que sea nuestra vocación, somos llamados a la santidad, a participar en la plenitud del amor de Dios, a amar y a se feliz y hacer felices a los demás.

La santidad es una llamada universal dirigida por Dios a todos los bautizados. Esta vocación se recibe en el seno de un pueblo, llamado también por Dio en el transcurso de la historia. La santidad es una gracia ya dada que es preciso hacer fructificar con todos los esfuerzos que hacemos para engrandecerla con la fe y la caridad.


Entre los cristianos, algunos son llamados a consagrar su vida con un don total a Dios y al servicio de una misión como sacerdote, diácono, religioso o religiosa, laico consagrado... Es lo que se llama también "vocaciones específica" o "vocaciones particulares".

En la Iglesia católica, el Servicio de las Vocaciones tiene por misión llamar a cada uno a que su vida se convierta en respuesta específica a la llamada de Dios, a despertar, mantener y ayudar al discernimiento de las personas que se plantean la cuestión de una vocación particular (sacerdotes, diáconos, misioneros, religiosos, religiosas y laicos consagrados).

Toda llamada, a la vocación que sea, tiene como origen Dios y como fin la realización de la persona dentro de los marcos en los cuales se puede realizar mejor su afán de ser feliz y hacer felices a los demás.

Dios da a cada uno su propia vocación para contribuir al mejoramiento de esta sociedad en la que vive. Y su respuesta y exigencia consiste en dejarla mejor de lo que se la encontró cuando empezó sus pasos por ella.

La vocación, pues, entraña una responsabilidad en el puesto que te toque ocupar en la sociedad y en la Iglesia.

Y una señal clara de la vocación cristiana es llevar una conducta intachable a los ojos de la propia conciencia, de los otros y de Dios.
Todo menos pasividad.


La Iglesia


La Iglesia, de la palabra griega "Ekklèsia" significa: " Asamblea convocada", "Pueblo reunido".
Es el conjunto de hombres y mujeres que tienen fe en Jesucristo ( los "fieles"), que son convocados por el Espíritu Santo y que han recibido el sacramento del bautismo por el que se reconocen hijos de Dios Padre y acogen su amor.


La Iglesia designa igualmente un edificio en el que se reúnen los cristianos para celebrar su culto.

Los cristianos no se reúnen por su propia iniciativa, sin que responden a la llamada de Jesús que los convoca. La Iglesia es un pueblo de testigos, una cadena ininterrumpida de personas que afirman desde la muerte y resurrección de Cristo que son testigos.

La Iglesia no es estática, ella camina, atraviesa y escribe la Historia.

Históricamente. La Iglesia se ha desarrollado a partir de la comunidad de Jerusalén que vivió la experiencia de la Pascua (muerte y resurrección de Jesucristo) y de Pentecostés: el grupo de los Apóstoles, reunido en el cenáculo con los discípulos y algunas mujeres, recibe el don del Espíritu Santo y constituye desde entonces una comunidad cristiana.

Es el primer lugar de comunión, primer lugar de la fe anunciada en su propia lengua a los habitantes de todos los países, llegados a Jerusalén para la fiesta, y unidos en su propia cultura.

Desde su origen, la Iglesia conoció las persecuciones, los conflictos y el hecho de ser minoritaria. Está formada por hombres y mujeres que tienen sus talentos y sus carismas, y también sus debilidades y sus pecados.

A pesar de eso, son creyentes y ponen su confianza en Dios, salvador de todos los hombres.

La Iglesia es:
-Santa, de la misma santidad misma de Dios que actúa en ella.
-Católica (del griego que significa universal), es decir, abierta a todos.
-Apostólica porque se apoya en el testimonio de los primeros testigos, los apóstoles y todos aquellos- hombres y mujeres- que en cualquier época, han dado testimonio del amor de Cristo.

Hay que saber leer desde el interior la vida de la Iglesia para descubrir, más allá de los fardos que comporta toda institución, la unidad y la santidad que le da Cristo. Sin embargo, más allá de lo que parece ser un obstáculo, los cristianos están convencidos de que es el Espíritu de Dios está vivo y actuando en el corazón de la Iglesia.

Esta Iglesia se funda para ser, en el mundo, el pueblo que vive y atestigua la Alianza nueva y eterna que Dios ha hecho con los hombres en Cristo.
Cada época habla de la Iglesia a su manera empleando imágenes bíblicas: viña del Señor, cuerpo de Cristo, barca... Los Padres del Concilio Vaticano II han retomado la noción bíblica de "Pueblo de Dios", presente en el Antiguo y Nuevo Testamento.


Textos

. Juan 20,21-23: " Como el Padre me ha enviado, así os envío yo"
. Mateo 16,18-19: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"
. Actas de los Apóstoles 2,46-47: "A diario acudían fielmente y unánimes al templo; en sus casas partían el pan, compartían la comida con alegría y sencillez sincera. Alababan a Dios y todo el mundo los estimaba. El Señor iba incorporando a la comunidad a cuantos se iban salvando".


Evangelización


El Evangelio es la Buena Nueva traída por Jesucristo, Hijo de Dios.
Evangelizar es anunciar a cada hombre la Buena Noticia de que es amado por Dios.
Hablar de evangelización es hablar de la misión de la Iglesia.

Esta anuncio de la Buena Nueva se lleva a cabo por:

"    el testimonio de vida: es estar en medio de todos, respetar a cada persona e intentar comprender su visión del mundo. La proclamación puede ser licenciosa o explícita. En ciertos momentos, es posible para el cristiano proclamar a Dios y manifestar su alegría de creer y de vivir según el Evangelio.

"    Este anuncio se hace al estilo de Bernardette de Lourdes:" Se me ha encargado de que os hable, no de que creáis."

"    La predicación de un mensaje, en la liturgia de la palabra: la comunidad cristiana es el lugar en el que el cristiano va a la fuente. No se es cristiano a solas.

"    Los sacramentos: la palabra de Dios y los sacramentos alimentan a los cristianos que son enviados al mundo para dar testimonio.

"    La catequesis en sentido amplio: siempre se invita a los cristianos a firmarse, a descubrir o redescubrir lo que forma el corazón de su fe.

La evangelización se interesa por el desarrollo del hombre completo.
No se dirige solamente a la inteligencia, sino a toda su persona. El cristiano es llamado a dar testimonio de Dios en todas las dimensiones de su vida: la familia, el trabajo, el tiempo libre...

La evangelización es un tema de toda la Iglesia. Jesús eligió a doce apóstoles para enviarlos al mundo. Es la primera responsabilidad de los obispos y de los sacerdotes y de todos sus colaboradores.

Pero todos los bautizados, confirmados por el Espíritu y los que se alimentan de la Eucaristía, son enviados al mundo para vivir en él como testigos y apóstoles.




Cada uno evangeliza en función de lo que es y que ha sido evangelizado se convierte en evangelizador a su vez.

La nueva evangelización es un tema que repite con frecuencia Juan Pablo II. Es un urgencia que no se puede dejar para más tarde.

¿Por qué "nueva" evangelización? Hace mucho, en 1983, en Haití, Juan Pablo II habló de una "nueva evangelización que es nueva en su celo, nueva en sus métodos, nueva en su expresión. Esto quiere decir que:
a)    no presumimos ni actuamos como si fuera nuestra gente bautizada ya fuera católica comprometida;
b)    la nueva situación determinada por los cambios radicales en la sociedad exige:-un nuevo lenguaje,- un nuevo estilo,-- una manera nueva de vivir y anunciar el Evangelio y- una nueva manera de dar el testimonio que la Iglesia está llamada a dar.
c)    ...La nueva evangelización está basada en la oración. Jesús predicaba cada día, de noche oraba. Jesús tenía que conseguir los discípulos de Dios. Esto mismo es siempre verdad. Nosotros mismos no podemos reunir hombres. Debemos conseguirlos por Dios para Dios. Todos los métodos están vacíos sin el fundamento de la oración. La palabra del anuncio siempre debe estar empapada de una intensa vida de oración.
d)    ...La familia tiene que ser la cuna de la fe, donde los esposos se evangelizan uno al otro y juntos anuncian el mensaje del Evangelio a sus hijos. Aquí es donde se adquiere la fe, donde crece y donde se comparte.
e)    Los nuevos movimientos y grupos eclesiales. Estos, ante todo, ofrecen apoyo y aliento a las familias para ayudarlas a cumplir su misión. Los movimientos serán centros para la formación cristiana y la expansión misionera (Redemptpris Missio, 51).



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