UNA MIRADA A CIERTO MUNDO JOVEN
Capítulo III: ¿Qué debo hacer?
Grabar en tu mente y
corazón tres palabras: Primavera, Fiesta y Desafío 1) Primavera. Este tercer capítulo arranca con las palabras que pronunció el Papa Juan XXIII: <<Estad alegres, buscad lo mejor y dejad que píen los gorriones>>. Una de las notas más sobresalientes de la juventud sana- la mucha que hay a tu lado - es ver la sinfonía de rostros jóvenes y de adultos bañados por la suavidad y el gozo de una mirada transparente. La plegaria que lleva a la hondura de Dios, provoca enseguida la felicidad en los rostros que deambulan por una y otra parte "pasando" de la gente superficial y mediocre. |
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Me comentaba Ángel que, una vez lanzado por esta senda de su transformación, era la contemplación de los rostros juveniles vestidos de primavera, lo que más le fascinaba. Son jóvenes que llevan equilibradas las tres columnas de su personalidad. Y lo mismo hacen oración, que se divierten sanamente y que trabajan por mejorar esta sociedad que se han encontrado. Estos chicos y chicas tienen en cuenta lo que dice el Hermano Roger de Taizé:<< Iglesia, llega a ser lo que eres en tus profundidades: tierra de hombres vivos, tierra de reconciliación, tierra de sencillez. Iglesia, tierra de hombres vivos, abre las puertas de una vida interior para que todos sean no semi-muertos, sino vivos. Abre las puertas de la alegría: haz presentir la alegría del cielo en la tierra por una amplia oración meditativa, reuniendo a todas las edades, con el canto que nunca acaba.. Iglesia, sé tierra de reconciliación. No habrá jamás un gran despertar de los cristianos si no viven reconciliados. Transfigurados por una reconciliación, no relegada para más tarde, serás fermento de confianza y de paz entre los pueblos. Cuando tú eres tierra de reconciliación y de comunión, acudimos de todas partes. Iglesia, sé tierra de sencillez Los medios sencillos sostienen una comunión. Los medios fuertes dan miedo e impiden la confianza. No olvides la aspiración de tantos seres humanos habitados por la búsqueda de un reparto equitativo de bienes materiales. El reparto injusto es una de las causas de los conflictos armados. Sé tierra de compartir, para ser también de paz>>. El hermano Roger ,un anciano venerble, tiene un espíritu muy joven. Por eso les habla a los jóvenes en su lenguaje y lo entienden a la perfección. Una de sus ideas claves es que los jóvenes hagan nacer una nueva primavera en la sociedad y en la Iglesia. Y continúa diciendo: << Esta primavera es ya visible donde el espíritu de misericordia aparece para humanizar nuestro corazón por la claridad del amor fraterno>> Joven, quizá estés habituado a ver esta tercera columna de lo religioso y, de la Iglesia en concreto, en la amplitud de sus paredes, en sus edificios, en sus sacerdotes o monjas. Es una visión corta. La consideras como una anticualla. Y, sin embargo, estas palabras del Hermano Roger- héroe de la vida de la Iglesia actual - te dicen que no te contentes con la crítica facilona que hace la gente de tu pandilla o los mal intencionados Medios de Comunicación Social, manipuladores al máximo de la radiante vitalidad de la Iglesia. Edúcate, entérate y métete en su corazón oceánico. Sólo entonces captarás el rayo primaveral que la ilumina siempre. Sé como el Hermano Roger- aunque sea salvando las distancias - un joven de los muchos que hay -, que "poseen el genio creador capaz de transformar las ideas en realidades visibles", en palabras de Leslie Hunter, obispo anglicano de Sheffield. Me da pena que derroches- como Ángel hasta su conversión - tu vida sin que seas una persona creativa y transformadora de ti mismo y de la Iglesia o realidad social de tu barrio. No vuelvas a ser como Ángel, un comodón. No digas nunca la frase tópica y estúpida: ¡Que lo hagan los curas! Es una falsa concepción de la tercera columna. La miras simplemente como paredes, como institución burocrática vaticana y de obispos. Falsa concepción, repito, y por supuesto, una postura muy cómoda. No, amigo, no. La Iglesia auténtica es fermento de comunión y de paz para toda la familia humana. ¿Sabes una cosa? Te la diré. No habrá primavera en tu persona ni en la Iglesia y ésta no cumplirá su misión entre los hombres, si no hay reconciliación en los cristianos. Este trabajo es de todos. No solamente del sencillo cura párroco o de los profesores del colegio. No se va a la Iglesia para cumplir con Dios y no faltar al mandamiento, sino para vivir de Dios en unidad con todos los cristianos. Por eso, amigo, no tienen sentido las palabras que dicen muchos: No me hace falta la Iglesia. Yo me entiendo directamente con Dios.¡ Mentira! Dios no es una isla. En los muchos encuentros que hizo el Hermano Roger con los jóvenes de los cinco continentes, recuerdo ahora las palabras que escribió en el Encuentro de Calcuta:<<El compartir también te lleva a modificar tu propia vivienda. Haz de tu morada un lugar de acogida, un casa de paz y de perdón. Simplifica tu habitación, pero no exijas lo mismo a las personas mayores cuyo alojamiento está lleno de recuerdos>>. ¡Mójate en lugar de criticar! Tienes vecinos de piso y de barrio. Tómate tiempo para crear lazos con ellos. Encontrarás soledades. Constatarás también que la frontera de injusticia no pasa solamente entre continentes, sino también a unas centenas de metros de tu casa. Invita a tu mesa. El Espíritu de fiesta resaltará más en la sencillez que en la abundancia de alimentos. Como gesto concreto de solidaridad, algunos no dudarán en cambiar de vivienda y de barrio para ir a vivir en medio de los olvidados de la sociedad: ancianos, extranjeros, emigrantes...¡ Acuérdate de que en cada gran ciudad del mundo, en mayor o menor medida, hay zonas de pobreza que coexisten con zonas que rebosan riqueza!. Como te puedes dar cuenta, todo esto se hace para llevar la primavera alegre a gente que está triste y que vive en la oscuridad del abandono. Fíjate las cosas que tienes ante tus ojos para que, viviéndolas, tu vida recupere el sentido noble al que está llamada. Cuando trabajes de este modo, desde luego, no te quepa duda de que por encima de las crisis de afectividad , trabajo y religiosidad, las estrellas aparecerán en ti como luces profundas sin hacerte el menor daño y dándole sentido a tu vida joven. 2) Fiesta "Una vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas o sin hoteles", decía el filósofo griego Demócrito. Los cristianos, desde sus mismos inicios, tuvieron un alto concepto de la fiesta. Sus reuniones no eran serias. Se cantaba en todas ellas la alabanza al Señor resucitado- el alegre por excelencia y el triunfador sobre la misma muerte . Tan alegres estaban que los paganos decían de ellos:"Mirad cómo se aman". Una de las cosas que más le extrañaba al mundo pagano era precisamente el sentido festivo de los creyentes en Cristo. Pero eran fiestas sanas: no bacanales ni orgías de bebidas y sexo. ¿Qué sería de la Iglesia si le faltara este ensueño de la fiesta y de la diversión? En sus venas late el regocijo de celebrar con amigos y amigas el placer que inunda limpiamente su vida sana. Un tema, por tanto, dominante en la Iglesia, es la fiesta. Y una fiesta tan viva y sentida como la ruidosa de la ciudad, pero en plan cristiano. Posiblemente no haya exceso de cubatas ni de licores, ni de grandes discjokeys que pongan música. La mejor música es la que cada uno siente en la intimidad de su espíritu. La Iglesia es siempre una fiesta permanente: la sonrisa, la apertura de corazones llevan al joven, en una lenta ascensión a nuevos valores, al reconocimiento de los demás. La gran fiesta comienza en ti mismo. ¿Razón? Te encuentras más a gusto contigo mismo y con el abanico de chicos y chicas de todo el barrio o de la ciudad que comparten tu misma alegría. En la fiesta te sientes plenificado. La solidaridad aflora en cualquier detalle mínimo. Este sentido de fiesta de los creyentes ha llamado la atención a más de un estudioso de la Sociología o Psicología. Las explicaciones- como te puedes imaginar - son muchas. La que predomina sobre las demás, es que el joven se queda admirado, en un mundo consumista, de que existan personas jóvenes dedicadas completamente a escucharles en un clima de sana alegría. ¿Por qué razón ha de haber fiesta cuando hay muchos licores y cuando cada uno vaya a su bola, a lo suyo? Cuando se asiste a una fiesta cristiana, uno siente el ansia de comunicar aquello que ve, aquello que observa en los otros como riqueza y que, instintivamente, anhela asimilar para su bien personal. Durante estas fiestas, como durante el trabajo y la misma oración, surge la felicidad. Y de nuevo el Hermano Roger te dice: <<La felicidad de los jóvenes libres es el motor de nuestra lucha para el hombre y con el hombre. Esta felicidad es coraje, es energía para tomar riesgos. Es desbordamiento de alegría>>. Quiero que te des cuenta, una vez más, que la vida del creyente auténtico joven o adulto, no es nunca una adormidera que se contenta con cumplir. La vida del creyente es siempre una lucha por encontrar la felicidad de sí mismo y la de los otros. Tan sólo así, tu vida se convierte en una fiesta perpetua. ¡Qué chulo!, me decía Ángel. Si a mi me hubieran presentado una vida de creyente así, no hubiera atravesado por el tortuoso desierto desde mis 15 a mis 26 años.
Con demasiada frecuencia, el mundo
en que vivimos, que os da tanta información sobre tantas cosas, que os ofrece tantos
sucedáneos baratos de la felicidad y de la libertad, deja sin respuesta las preguntas
más importantes y urgentes. No os ayuda a reconocer el significado de la vida, ni os
acompaña a entrar en la vida adulta, que consiste en afrontar la realidad de un modo que
no destruya la esperanza. No os facilita el reconocimiento de vuestra dignidad como
personas y de vuestra vocación. Os deja solos porque no le interesáis vosotros, ni
vuestra esperanza ni vuestra alegría. A veces, el desinterés se da hasta en la misma
familia, ese lugar que Dios ha creado para que el hombre pudiera experimentar lo que vale
ser querido por uno mismo, y así adquirir la clave más decisiva para orientarse en la
vida, y para reconocer a Dios.
Te pide que entres en este sano desafío de apostar por una vida joven sana , divertida y
alegre , que- como has visto- está en las entrañas mismas de la vida cristiana- y ,
simultáneamente estás apostando por aquél que nunca falla ni defrauda, Cristo Jesús. |
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