Fiestas en
la Comunidad Valenciana
El hecho
de ser el primer canonizado del Reino de Valencia lo constituyó en emblema. Su fiesta el
5 de abril no podía ser solemnizada por caer casi siempre en plena Cuaresma, por ello
Clemente VIII en 1594 concedió que se celebrase el lunes de la segunda semana de Pascua.
Desde entonces viene haciéndose así, alargando pues la celebración primaveral de la
Pascua de Resurrección en la región valenciana. A causa de este traslado, su
celebración coincide con los resabios de los ritos de los aplecs, las salidas pascueras
al campo para exaltar el retorno de la vida y la vitalidad ascendente de la Naturaleza,
así como con el Dia dels Combregars es decir, el día en que se llevaba el viático a las
residencias de enfermos e impedidos para que cumpliesen el precepto de comulgar por Pascua
Florida. De una manera especial se festeja el Santo entre otros lugares, en la Vall d'Uixò, Xirivella, Oliva, Cullera, Terrateig, Agullent, Teulada, Bussot, Sant Vicent del Raspeig, con destacadas romerías en l'Alcora, Llucena, Borriol, Llíria y Nules. Por otra parte, según las tradiciones populares, los pozos de agua que él señaló nunca se secarán. Su fiesta toma en la ciudad de Valencia y ciertas poblaciones vecinas un carácter muy particular al mantener pervivencias del teatro religioso popular: Los Miracles de Sant Vicent. Es lo que se cuenta de veneros de Traiguera, Catí, Morella, Cervera del Maestre, Navajas y Agullent. Su fiesta suele llegar en un momento del año en que el agua toma gran protagonismo. Desde Pascua de Resurrección se bendicen las aguas, como las de la Font de Quart, en la Vall de Segó, y las de la Font de Sant Vicent, en Llíria. El Cristianismo no pudo suprimir el culto ancestral a las fuentes, a las que se atribuían virtudes curativas y maravillosas. En la pila del Bautismo de San Vicente, en la parroquia valenciana de San Esteban, a lo largo de la Historia han recibido las aguas bautismales cantidad de hijos de devotos suyos, y en su Casa Natalicia se considera milagroso su Pouet. |
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Pero su fiesta toma en la ciudad de Valencia y ciertas poblaciones vecinas un carácter muy particular al mantener pervivencias del teatro religioso popular, con tramoya no muy complicada y apoteosis final. Son las representaciones en valenciano y a cargo de niños menores de 14 años, sobre estrados levantados en las calles y plazas de algunos de sus barrios, de los milagros (miracles) de Sant Vicent, siendo dicha representación una de las principales actividades anuales de las actuales Asociaciones de San Vicente. |
Nacieron
sobre las arquitecturas efímeras del siglo XVI, si bien los primeros textos que han
llegado hasta nosotros son del XIX. Sus argumentos se basan más o menos directamente en
su poder taumatúrgico, pues en su ya mencionado Proceso de Canonización se le atribuyen
873 milagros. En la ciudad de Valencia se recuerda además su bautismo el día 22 de enero, coincidiendo con la festividad de San Vicente Mártir. En la Iglesia parroquial de San Esteban, donde se halla la pila bautismal
de San Vicente, se exponían de forma permanente dieciocho figuras que representaban a los
personajes que supuestamente participaron en el bautizo de Vicente Ferrer y que son
conocidos como bults de Sant Esteve. |