Su fiesta se celebra el 12 de octubre
Carlo Acutis nació en Londres (Inglaterra), en 1991. Sus padres eran italianos, Andrea Acutis y Antonia Salzano, y se encontraban en Londres por motivos profesionales
en el momento de su nacimiento. En Septiembre del mismo año, la familia Acutis regresó a Italia y se instaló en Milán.
Su propia madre explica que ella y su marido no tenían el hábito de frecuentar la iglesia, pero en su hijo se manifestaba, como rasgo propio e innato, «una particular sed de Dios… Carlo me hacía muchas preguntas profundas a las que yo no sabía responder. Me quedaba perpleja ante su devoción. Era tan pequeño como seguro y entendía que era algo suyo, pero que también me implicaba a mí. Fue así como empecé mi camino de reacercamiento a la fe y le seguí».
Cada vez que pasaba por delante de las iglesias, recuerda que él le decía: «Mamá, vamos a entrar a saludar a Jesús y le rezamos una oración». Luego, el asombro fue mayor cuando descubrió que su hijo leía a solas la vida de los santos y la Biblia.
En esta senda, conocieron al padre Aldo Locatelli, sacerdote que acompañó espiritualmente a Carlo, quien al poco de conocerlos dijo a la madre: «Hay niños a quienes el Señor llama desde pequeños». Como un signo de esta innata espiritualidad, el muchacho recibiría la Primera Comunión en el silencio de Dios que latía en el monasterio de Bernaga (Perego, Italia), el 16 de junio de 1998.
La de Carlo era una vida sencilla, pese a vivir en un hogar relativamente acomodado. Siempre fue austero y vivió la fe como un acontecimiento diario, relata su madre. «Decía frases que me desconcertaban, como: “La Eucaristía es mi autopista hacia el Cielo… somos más afortunados que los Apóstoles que vivieron con Jesús hace 2000 años. Para encontrarnos con Él basta con que entremos en la iglesia… Jerusalén está al lado de nuestras casas”».
«Después de cada celebración –recuerda Antonia–, Carlo se quedaba para la Adoración Eucarística. Algo inusual para otros muchachos», explica, y agrega que se confesaba con frecuencia argumentando: «Igual que para viajar en globo hay que descargar peso, también el alma para elevarse al Cielo necesita quitarse de encima esos pequeños pesos que son los pecados veniales». Palabras sencillas, de niño, pero impregnadas de evangelio.
Tenía un carácter fuerte, decidido y disfrutaba de “conectarse con el mundo” por Internet. Era un chico de su tiempo que en sus momentos libres jugaba a la Play Station con sus amigos, mientras que en el colegio –primero en el instituto de la plaza Tommaseo de las Hermanas Marcelinas y luego con los jesuitas en el Liceo León XIII– fue amigo de todos. Incluso los chicos no creyentes –recuerdan en sus escuelas– querían estar con él.
En casa nunca escondió cuál era la fuente de su felicidad, pues en su habitación tenía un gran cuadro de Jesús que estaba a la vista de todos. Siempre que podía invitaba a sus compañeros para ir juntos a misa, e insistía que se reconciliasen con Dios. «En un cuaderno con apuntes personales, escribió una vez: “La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos”».
En casa trabajaba como asistente doméstico Rajesh, un hindú. Entre él y Carlo nació una profunda amistad, hasta el punto de que Rajesh más tarde se convirtió al catolicismo y pidió recibir los sacramentos. Cuenta Rajesh para la revista Huellas: «Me decía que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Pedí el Bautismo cristiano porque él me contagió y cautivó con su profunda fe, su caridad y su pureza. Siempre le consideré como alguien excepcional, porque un chico tan joven y tan rico normalmente prefiere llevar una vida distinta».
Pero Carlo no sabía qué significaba una “vida distinta”. Estaba convencido de que el dinero no se podía malgastar. Con sus primeros ahorros compró un saco de dormir para el mendigo que veía camino de la misa en la iglesia Santa Maria Segreta. También hacía donativos a los frailes capuchinos que daban de comer a los sin techo, en la localidad de Viale Piave.
En 2002 fue con sus padres al Meeting de Rímini, un encuentro anual que organiza el movimiento Comunión y Liberación. Quedó fascinado por la gente y las exposiciones que vio. Entonces se le ocurrió una idea: una exposición sobre los milagros eucarísticos. Cuenta Antonia Salzano que su hijo «estaba convencido de que la gente podría darse cuenta que verdaderamente en la Hostia y en el Vino consagrados está el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que no hay nada simbólico, sino que es la posibilidad real de encontrarse con Él. En ese momento colaboraba en la catequesis y creía que éste sería un modo nuevo de acercar al Misterio Eucarístico».
De vuelta a Milán, se puso manos a la obra y sus conocimientos de informática le sirvieron para documentar todo el material en una valiosa página web que comenzó cuando tan solo tenía 11 años, en 2002. Luego pidió a sus padres que le acompañaran en una travesía por toda Italia y Europa para recabar material fotográfico e involucró también a todos sus contactos .
Tres años después, la exposición estaba lista. Por un boca a boca inesperado, empezó a recibir solicitudes no sólo desde las diócesis más cercanas, sino del mundo entero.
En el verano de 2006, durante unas vacaciones, Carlo preguntó una noche a su madre: «¿Tú crees que debo ser sacerdote?». Ella le respondió honesta: «Lo irás viendo tú solo. Dios mismo te lo irá desvelando». No obstante, aquellos deseos se verían desafiados cuando Carlo enfermó de improviso. Pensaban que era una gripe, normal y corriente. Acababa de ultimar los detalles de una presentación audiovisual para los voluntarios de su colegio. Era un trabajo que le había llevado mucho tiempo y le apremiaba exponerlo. La fecha de la proyección era el 4 de octubre. Pero no pudo estar presente. Fue internado de urgencia en el Hospital San Gerardo de Monza y, lo que parecía una gripe, era en realidad una leucemia fulminante, del tipo M3, considerada de las peores. No había ninguna posibilidad de curación.
Antonia narra que en las ocasiones en que las enfermeras preguntaban a Carlo cómo se sentía, él respondía: «Bien. Pero hay gente que está peor. No despierte a mi madre, que está cansada y se preocuparía más». Pidió la unción de los enfermos y el 12 de octubre de 2006, día en que se celebra la festividad de la Santísima Virgen María en la advocación del Pilar y el día previo a la última aparición de la Virgen en Fátima, Carlo entregó su alma a Dios.
Antonia Salzano explica que «poco antes de morir, Carlo ofreció sus sufrimientos por el Papa y la Iglesia. Ciertamente, la heroicidad con la que afrontó su enfermedad
y su muerte han convencido a muchos que verdaderamente era alguien especial».
El día del funeral, la iglesia y el cementerio estaba lleno de gente desconocida para la familia. Antonia dice que había personas «que no conocía de nada. Personas sin hogar, inmigrantes extracomunitarios, mendigos, niños... un montón de gente que me hablaba de Carlo, de lo que él había hecho por ellos, y yo no sabía nada. Me daban testimonio de la vida de mi hijo, y yo me sentía huérfana».
Este es el testimonio de una madre que entregó a Dios al hijo que hizo de su vida un testimonio del amor a Cristo presente en la Eucaristía. El cuerpo de Carlo fue trasladado al Santuario del Despojo en Asís (Italia). Está expuesto a la veneración del público vestido como un joven de su época: pantalones vaqueros, sudadera y zapatillas de deporte.
El 12 de octubre de 2012 se abre oficialmente la causa de beatificación y canonización de Carlo, que se convierte en Siervo de Dios.
El 13 de mayo de 2013 llega el Nihil Obstat de parte de la Santa Sede para la causa de beatificación y canonización de Carlo.
El 24 de noviembre de 2016 se clausura en el Arzobispado de Milán, en presencia del Cardenal Angelo Scola, el proceso diocesano de la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Carlo Acutis.
El 5 de julio de 2018, el Papa Francisco declara venerable a Carlo.
El 6 de abril de 2019, el cuerpo de Carlo es trasladado al Santuario del Despojo, en Asís (Italia).
El 10 de octubre de 2020, Carlo es beatificado en Asís.
El 23 de mayo de 2024, el Papa Francisco reconoció el 2º milagro de Carlo, por lo que se estableció que el 27 de abril de 2025 se convertiría en San Carlo Acutis. Sin embargo, la muerte del Papa Francisco obligó al Vaticano a cancelar la canonización de Carlo.
El 7 de mayo de 2025, el Cardenal Robert Francis Prevost se convirtió en el nuevo Sumo Pontífice. Escogeió el nombre de León XIV y será él quien próximamente establecerá la nueva fecha de canonización de Carlo, previsiblemente durante la segunda mitad del año 2025.
La Congregación para las Causas de los Santos reconoció como milagro necesario para su beatificación la curación, considerada inexplicable por los expertos, ocurrida el 12 de octubre de 2013 en Campo Grande en Brasil, donde vivía un niño llamado Matheus, nacido en 2010 con una malformación congénita del páncreas, órgano que en el niño estaba prácticamente dividido en dos.
Sólo una cirugía compleja y peligrosa podría haber eliminado el problema, pero la cirugía no hizo falta llegar a practicarla. El Padre Tenorio había conocido la vida de Carlo gracias a Internet, por lo que recomendó a la madre de Matheus, llamada Luciana, y a toda su familia que rezara a Carlo por la curación del pequeño. Así lo hicieron. El Padre Tenorio también pidió a toda la comunidad parroquial que se encomendaran a Carlo para pedirle por la curación de Matheus. Aprovechando la visita de una reliquia de Carlo, el propio Matheus le pidió a Carlo por su curación y éste se recuperó al instante.
Gracias a la intercesión del Beato Carlo, una joven de Costa Rica de 21 años, llamada Valeria Valverde, sobrevivió milagrosamente a un accidente de bicicleta grave que le dejó al borde de la muerte con un gravísimo traumatismo craneal.
Valeria se encontraba estudiando en Florencia desde 2018 y en julio de 2022 se cayó de la bicicleta mientras circulaba por una calle del centro de la ciudad. La joven tuvo que ser sometida a una craneotomía de urgencia para reducir la presión intracraneal.
Según informó el Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano, desde el hospital se comunicó a la familia que su situación era muy crítica y que podía morir en cualquier momento.
El 8 de julio, la madre de Valeria, Liliana, fue en peregrinación a Asís y rezó ante la tumba del Beato Carlo Acutis, a quien confió a su hija y también dejó una carta con su petición escrita.
Ese mismo día, Valeria volvió a respirar espontáneamente y al día siguiente, los médicos constataron la recuperación de la movilidad de sus miembros superiores y también su recuperación parcial del habla.
El 18 de julio de 2022, sólo 10 días después de la peregrinación de su madre, la joven fue dada de alta de la UCI (unidad de cuidados intensivos) y los resultados de un TAC mostraron que la contusión hemorrágica de su cerebro había desaparecido por completo.
En contra de las predicciones médicas, Valeria sólo pasó una semana en fisioterapia y el 2 de septiembre de 2022, dos meses después de su accidente, la joven costarricense peregrinó a la tumba de Carlo con su madre para celebrar y dar gracias por su milagrosa curación.
El Papa Francisco reconoció en 2024 este segundo milagro atribuido a Carlo Acutis.
Oh Dios, nuestro Padre, gracias por habernos dado a Carlo, modelo de vida para los jóvenes y mensaje de amor para todos. Tú has hecho que se enamore de tu hijo Jesús, haciendo de la Eucaristía su «autopista hacia el cielo».
Tú le has dado a María como Madre muy amada, y has hecho que con el Rosario se convirtiese en un cantor de su ternura. Acoge su intercesión por nosotros. Mira sobre todo a los pobres, a quienes él amó y ayudó.
[También a mí concédeme, por su intercesión, la gracia que necesito...] Y haz que nuestra alegría sea plena, conduciendo a Carlo entre los santos de la Iglesia universal, a fin de que su sonrisa siga resplandeciendo para nosotros y para gloria de tu nombre.
Padrenuestro Avemaría y Gloria.
“Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”. Con esta frase, Carlo hacía alusión al deber que tenemos todos de hacer fructificar los talentos que Dios ha puesto en cada uno. Se daba cuenta que muchas personas no son ellas mismas, intentando ser como los demás.
“La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos”.
“¿De qué sirve ganar mil batallas si no puedes vencer tus propias pasiones? La verdadera batalla tiene lugar dentro de nosotros mismos”
“La vida es un regalo porque mientras estemos en este planeta, podemos incrementar nuestro nivel de caridad. Cuanto más alto sea, más disfrutaremos de la Eterna Bienaventuranza de Dios”
"Lo que verdaderamente nos hará hermosos a los ojos de Dios será sólo la forma en que lo hemos amado y cómo hemos amado a nuestros hermanos".
“Después de la Eucaristía, el Santo Rosario es el arma más potente para combatir el demonio”.
"El Rosario es la escalera más corta para subir al Cielo".
“Si Dios posee nuestro corazón, poseeremos el infinito”.
“Encuentra a Dios y encontrarás el sentido de tu vida”.
"Solo los que hagan la voluntad de Dios serán verdaderamente libres".
"¡Criticar a la Iglesia significa criticarnos a nosotros mismos! La Iglesia es dispensadora de tesoros para nuestra salvación".
"Nuestro objetivo debe ser el infinito, no el finito".
“La Eucaristía es lo más increíble que hay en el mundo”.
En una de sus páginas web, Carlo publicó su "kit de Santidad", «para ayudar compartiendo algunos de mis secretos más especiales con aquellos que desean alcanzar rápidamente la meta de la santidad»:
Santa Jacinta Marto se le apareció una vez a Carlo. Le dijo que no había suficientes palabras en la Tierra para describir el horror del Infierno.
Lucía de Fátima se le apareció una vez en sueños a Carlo. Le dijo que mediante la devoción de los 5 primeros sábados de mes a la Virgen María, se podría cambiar la suerte del mundo.
Web católico de Javier
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