¡DESPIERTA, JOVEN INQUIETO!
por Felipe Santos, OSB

Capítulo IV: DOMINGO ENCUENTRA UN MEDIADOR EN D. BOSCO

D. Bosco, un enamorado de la juventud.

    Cuando un joven tiene la dicha de encintrarse con personas de la talla de D. Bosco, no le que mejor solución que dejarse llevar por la belleza y la fascinación que ejercen en su alma.
    Este encuentro providencial va a marcar la vida del maestro y del discípulo. Este no perderá la ocasión única que se le presenta en su ideal de seguir por las sendas que se ha marcado en su primera comunión.
    D. Bosco tiene el don especial de fascinar a los jóvenes por su sentido del futuro, sus proyectos, su dinamismo comunicativo, su bondad fuerte y realista, su corazón siempre abierto, su respeto por el pequeño y por los sin voz, su manera de educar, su voluntad de compartir todo, el resplandor de su figura, de sus ojos, de su sonrisa...Todas estas cualidades subyugaban y creaban en seguida una corriente de simpatía entre él y sus interlocutores.

    Más todavía: En contacto con este hombre prodigioso, los jóvenes tiene la intuición de que toda esta fachada brillante, esta actividad social y pedagógica desbordante, estos dones y talentos múltiples...esconden algo, mejor, ALGUIEN.

    Los chicos sienten que D. Bosco ha logrado ser- en su vida ofrecida a los jóvenes-, la imagen humana contemporánea de la ternura de Dios para esta frágil mundo de la juventud. “Como el Padre os ha amado, así os amo yo”. Como Jesús os ha amado, yo-D. Bosco-, he intentado amaros hasta tal punto que sus chicos decían:”D. Bosco se parece a Nuestro Señor”.

    Los jóvenes tienen el sentimiento, frente a D. Bosco- su mediador- de que Dios no está lejano...Es lo que decía una chica hace poco tiempo:” Con D. Bosco, en las fiestas, he aprendido a vivir la alegría de la Eucaristía: la alegría de descubrir a Alguien”. “N su síntesis escrita, un grupo escribía:” D. Bosco es la ruta que nos lleva a Jesucristo. ¿No es sintomático constatar que este encuentro nos da los trazos principales de la figura de D. Bosco y su fe radiante?”

    De manera explícita o implícita, los jóvenes sienten, reconocen y afirman que D. Bosco es alguien distinto de un clown (payaso) genial, un prestidigitador...es el HOMBRE DE DIOS” en el sentido profundo de la expresión.
Es verdad. Los jóvenes, al lado de D. Bosco, sentían que los veía, los entendía y pensaba en ellos. Tenía, como decía un joven en Valdocco, dones extraordinarios concedidos por Dios.

    Momento del encuentro entre D. Bosco y Domingo        
                           
    Domingo necesita de un guía que le oriente en todos los aspectos de su personalidad naciente.
    Tenía este preadolescente 12 y medio. Provenía de una familia muy cristiana. Se le notaban cualidades humanas y espirituales excepcionales a este alumno del primer colegio de los SALESIANOS en Valdocco, Turín, capital del Piamonte de Italia.
    D. Bosco tenía 39 años. Llevaba a cabo en su centro un sistema educativo ideado y escrito por él mismo. Se le conoce como el “Sistema Preventivo”, basado en la razón, la religión y el afecto. D. Bosco le habó de esta forma de educar. Fue una sabia manera de entrar en conversación con él y deque pronto estallara la luz de la confianza entre ellos.

    La confianza, unida al lucidez, constituye la base por excelencia de toda relación de acompañamiento.

    Baste este diálogo celebrado en 1854: “¿Quieres ser santo, como pide el apóstol Pablo?”   
    Por la gracia del Señor tú tienes dotes y cualidades.
    -Sí, deseo vivamente y anhelo que estas cualidades se conviertan en un traje para el Señor, respondió Domingo. Pero me hace falta un buen sastre. ¿Acepta usted serlo para mí?”
    Este corto encuentro manifiesta el fin de todo trabajo del discernimiento espiritual según D. Bosco: en una relación seguida con un guía experimentado, es necesario acoger la santificación que viene de Dios.
    Un afecto lúcido

    Entre el educador y su alumno se instaura una alianza profunda. Los dos quieren estar atentos a la escucha de la Palabra del Espíritu. Todo esto lo viven en un clima de afecto que sabe mantener la distancia. Domingo se siente amado y respetado. Admira a D. Bosco de tal manera que se acerca a él como a un verdadero padre.
    Es la actitud propia de un chico que quiere que sus cualidades brillen mediante el acompañamiento espiritual de su guía y maestro. El guía debía tener cuidado en dirigir con talento y finura a su pupilo sin que ni se diera cuenta. Por esta razón, y en vista de la amistad cara a cara con Domingo, D. Bosco lo envió en seguida al trato con otros compañeros.
    Lo remetía al reglamento de la casa que tenía por ley el encuentro entre educadores y educandos. Lo animaba a que formara grupos de profundización en la fe, “las Compañías” cuya idea había surgido del corazón de Domingo Savio.
    D. Bosco quería que su alumno no se apegara demasiado a él, sino que se abriera a los demás y a Cristo Vivo.

    Sistema Preventivo

    Esta forma de educar a los chicos, le llamó la atención a Domingo. Entonces, con la delicadeza que le caracterizaba, se acercó a D. Bosco y le pidió que le explicara algo de este sistema educativo.
    El maestro, que lo había escrito, le habló claro y alegremente acerca de él.
    Este Sistema Educativo se apoya por completo en la razón, la religión y el afecto. Te hablaré principalmente de la religión. Sin ella todo lo demás se viene abajo. Tanto ayer como hoy la persona que tiene como eje de su vida la religión, no se perderá nunca ante la indiferencia religiosa, el ateísmo práctico, el pluralismo religioso y los fundamentalismos que renacen cada día con un fuerte calado de intolerancia.

    ¿Qué les dice la religión a tantos jóvenes y adultos, preocupados sobre todo por el dinero, su salud física, el éxito y otros deseos inconfesables y sin límites, movidos y alentados por la TV y la publicidad?

    El tiempo de D. Bosco fue un tiempo de grandes cambios (Restauración después de la Revolución francesa, el liberalismo, el nacimiento de la industria, el nacionalismo, el socialismo...). Jamás se desalentó ante estas situaciones. Ante este panorama poco consolador, él se propuso llevar a cabo una gran batalla: hacer que triunfara el bien sobre el mal. Y desde su condición de enviado a los jóvenes, supo hacer frente a todas las dificultades sociales y políticas de su tiempo.

    Su método educativo surgió de la caridad educativa: una especificación concreta y activa de esta caridad que nos empuja y lleva al pensamiento de Jesús, muerto para la salvación de todos.

    ¿Qué tipo de educación religiosa?

    La religión salesiana se entronca intrínsecamente con la razón y el corazón.
    Con la razón: Deberá ser una religión que encuentre las razones, el sentido de la vida, de la educación, de las cosas pequeñas y grandes que se hacen día tras día; deberá ser razonable, no ritualista, opresiva o deprimente.
    Domingo Savio lo entendió todo muy pronto y decía:” Aquí, hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.

    Y en la introducción al Sistema Preventivo, D. Bosco aseguraba a los jóvenes la alegría que se siente siguiendo el Evangelio, y les deseaba que fueran felices: una felicidad que sabe, siente y comprende que incluso en el dolor hay un trozo de paraíso.

    La religión salesiana es una religión popular, sencilla, que va a lo esencial (amor a Dios y al prójimo), sin muchas florituras (una liturgia de oraciones largas, incomprensibles y sin significado para los jóvenes y la gente que no viven el Sistema Preventivo).
    Por otra parte, D. Bosco era la unión con Dios, vivía lo cotidiano como si viera al Invisible.

Hoy, el Papa nos invita a unir fe y razón, las dos alas que nos permiten volar hacia Dios y darle un sentido a la vida. Pero la fe no es únicamente la de los teólogos: es también la de la tradición, la de la gente sencilla que practican la caridad y prestan servicios de voluntariado.

    Y la razón tampoco es sólo la de los filósofos: es también la de la literatura, matemáticas, tecnología, ordenadores. Hay que ver estas formas de razón a la luz de la fe y no contra ella. Esto se enraíza en el Sistema Preventivo.

    La religión salesiana está también ligada al corazón. Focaliza el amor de Dios, su paternidad/maternidad. Un Dios armado con una metralleta no sirve para el Sistema Preventivo.


        ¿Cuál es la religión del Sistema Preventivo?

    La religión del Sistema Preventivo es la religión de la Buena Nueva, del Evangelio, de las Bienaventuranzas, de Jesús que nos ha llamado a ser sus amigos, a buscar el Reino de Dios y su justicia, que vive con nosotros y trabaja en nosotros cada día (no de vez en cuando) hasta el fin del mundo.
    Más sencillamente, es la religión del humanismo fiel de san Francisco de Sales, que aprendió de Dios a se afectuoso, bueno, paciente y fácil en perdonar; y que comprendió- desde la Encarnación- que se puede lograr la santidad en todas las situaciones de la vida, en todas las edades, una especie de santidad permanente, paralela a la educación permanente de la que se habla en nuestros días.
    Más profundamente, es la religión vivida en el Espíritu que llena la tierra, realiza la santificación y nos ayuda a discernir el signo delos tiempos con su presencia y la voluntad de Dios. Es la fuente del optimismo salesiano y nos impide la caída en el pesimismo. Por eso el salesiano tiene siempre el rostro alegre y el corazón en la mano.

    Por eso en la misa del día de D. Bosco recordamos a san Pablo que nos dice:” Todo lo que es bueno, loable, meritorio, ponedlo en práctica y el Dios de la paz estará con vosotros”.

    Fiestas y celebraciones

    D. Bosco tenía en cuenta las fiestas civiles y religiosas porque sabía o intuía que las celebraciones y las fiestas sostienen las motivaciones, dan un sentido de pertenencia (formar un pueblo), llevan a experiencias de sentir el misterio y el invisible. Por eso el salesiano ama lo que es festivo para los jóvenes (no sólo lo festivo, sino también los cantos, el deporte, los happenings.

    Queda un problema

    ¿Cómo hacer para que la comunión frecuente, la confesión, la devoción a María sean, como para D. Bosco, “las columnas” del Sistema Preventivo?
    Creo- como para él- que es el fin de la educación, al que hay que llegar poco a poco y a no imponerlo de golpe y sin discernimiento.
    Se trata de una preparación larga en la fe recibida: aquí es donde se revela nuestra capacidad de hacer una catequesis realmente adaptada a los jóvenes y salesiana.
    Creo que debe serlo en la línea de D. Bosco siempre y cuando se busque vivir en comunión (contra el aislamiento, el individualismo, la estrechez de espíritu) y lograr que se tengan experiencias alegres y profundas en las oraciones y acciones litúrgicas (la misa) para desarrollar la comunión al nivel de Dios creador y Padre de todos, Jesús redentor y del Espíritu presente en cada uno.

    Y la acción educativa del acompañamiento, la dirección espiritual, el valor para abrirse a lo trascendente y trabajar por el prójimo. ¿No está todo esto en la línea de la confesión sacramental?

    La reconciliación

    Para una dirección espiritual es indispensable contar con un sacerdote de plena confianza. Para Domingo no habrá problema: será su confidente D. Bosco.

    ¿Qué piensa D. Bosco acerca de este sacramento?

    Para D. Bosco que seguía de cerca la experiencia de la juventud pobrey abandonada en el seno de una proceso de descristianización de las masas populares, la reconciliación se convierte en un elemento positivo de educación.
    “Sin religión, decía, no hay salvación”. El ve la santidad como un ideal educativo, fascinante y realizable: “Es accesible a todos en la vida de cada día”. El joven, acompañado por el educador que colabora con él, sugiere, corrige, suscita la confianza, ayuda con sus consejos dictados por el buen sentido de lo concreto...

Sin duda, D. Bosco veía la instrucción religiosa no sólo como una instrucción” sino como un momento de anuncio, de catequesis y, en la práctica de la reconciliación, un elemento de liberación que permite al joven crecer en lo cotidiano. Para dar gusto a la expresión religiosa, él adaptaba las ceremonias religiosas mediante cantos, música y oración.   
    La reconciliación no tenía lugares precisos, el mismo patio de recreo podía tranquilamente serlo.

    Y hoy

    Se quiera o no, la noción de perdón parece asociada definitivamente a una aceptación religiosa desde la misma Edad Media.. Asociada a una procesión expiatoria en honor del Altísimo, en la que se le imploraba para ofrecer una remisión de las faltas que aterrorizaban al alma humana. Las raíces de la falta son antiguas, como inscritas en el corazón de cada uno desde el inicio de la historia de los hombres.
    Jesús nos habla a través de sus parábolas del amor de Dios con el ejemplo de la “Vuelta del hijo pródigo”. El fugitivo, después de haber interiorizado su miseria, da el paso hacia el padre, reconoce su falta e implora su perdón, un padre que le abre los brazos; el otro hijo se enfada con el padre. Acepta sus recriminaciones pero le hace ver que la felicidad ha vuelto.

    Con D. Bosco sabemos que la continuidad de nuestras relaciones educativas con los jóvenes deben ser serenas, regulares, francas y estables. Si no, corremos el riesgo de que vuelvan sin confianza e incluso hasta con violencia y nos excluyan de modos diferentes.

El aprendizaje de la mirada sobre sí es un asunto de educación: aprender a leer el interior es una historia del corazón. Para ayudarnos a ello existe un término nuevo que toma cuerpo: hacer alianza. Este término pone el acento en la reciprocidad de la relación. Este término, de resonancia muy bíblica, parece ser el mejor adaptado para conjugar las dos actitudes fundamentales de un compromiso que es amor y respeto. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Ama al otro como a ti mismo.”

        La Eucaristía

Poco a poco hemos entrado en la intimidad de la “vida profunda” de Juan Bosco. Sin duda, el pasado religioso de su siglo llenaba la vida privada de las “gentes del pueblo”. Estaba persuadido de que tocando la sensibilidad interior de los jóvenes, les ofrecía una ocasión de liberación y crecimiento. La vida litúrgica y sacramental tenían una gran puesto en su obra. Muchos entre los jóvenes tenían un grado de madurez marcado por las privaciones afectivas y materiales.         
    La comunión frecuente es un alimento que da gusto a las cosas espirituales. Las relaciones de confianza establecidas entre el padre espiritual y el hijo “pródigo” eran preponderantes y favorecían luego una intimidad en la recepción del Pan vivo. A través de estos misterios del encuentro con Dios se llevaba a cabo la transformación de la persona misma. Esta señales se veían en el clima de alegría, estudio y piedad.

    D. Bosco vivía en la inquietud perpetua de repensar su punto de vista personal. Su poder de adaptación a los otros y a la realidad no significaban renunciar a su modo de ver las cosas, sino a aceptar el flujo de la situación, a asumir el bien en previsión de lo excelente, a acoger la excepción con vistas a la regla.

    Hoy

    Parece que el bien material ha modificado la “vida profunda” de cada uno. Sin embargo, la corriente de renovación existe. Siempre hay pobres.
    Vivimos tiempos de “secularización y de eclipse de lo sagrado”. ¿Quién puede afirmar lo que nos tiene reservado la acción del Espíritu? La historia demuestra que tiempos parecidos han existido siempre y les han precedido épocas florecientes de fe. La religión une la profundidad de la conciencia, los motivos considerados por el hombre como absolutos, como el misterio de la naturaleza, de nuestra historia y de la paternidad de Dios. Las ideas que nos propone la pedagofía de D. Bosco, pasan por diferentes proposiciones:

    . el clima de la escuela que se sitúa a partir de las personas, educadores, enseñantes, personal diverso, testimonian una acogida sonriente, atenta, alegre; un marco de vida en el que cada cual se siente bien y en el que se encuentran signos de fe: crucifijo, cuadros, ambiente que permite a la vez el trabajo y el descanso (patio de recreo apropiado, actividades postescolares...).
   
    Una concepción religiosa de la vida en la que la alegría se traduce en la serenidad de los compañeros/as. La justicia y la tolerancia vividas como actitudes naturales y la práctica de un afecto mutuo; un sentido del trabajo porque es necesario para el futuro.

    Una instrucción religiosa percibida como una cosa natural que desemboca en una práctica diaria compuesta de buenos días, de un adiós, de un por favor, de un qué puedo hacer por ti, de un perdón; al saber que se dirige tanto a mi yo profundo como a aquel que está ante mí. Jesús es un “maestro interior” que descubre todo.

    Un compromiso personal o de grupo a favor de situaciones construidas no sobre un plan emocional sino sobre el de la solidaridad para con los desfavorecidos y una toma de conciencia de la ciudadanía de cada uno como un deber.

    Todo esto lleva a un camino personal de santidad: buen cristiano y honrado ciudadano. Porque recibir a Jesús es una verdadera paradoja: tener la experiencia de Dios es también para el cristiano tener la experiencia de la semejanza y de la proximidad.


        La Virgen

    Domingo se encuentra alucinado con todo el mundo maravilloso que se encierra en el Sistema Preventivo.
    Hay un último aspecto, al terminar este apartado, fundamental también en la vida de D. Bosco y después en la de Domingo Savio.

    Juan Bosco perdió a su padre a la edad de dos años. Mamá Margarita fue la vez el padre y la madre en su primera educación. Poco a poco le enseñó a reconocer a Dios como Padre a través de cuanto le aconteciera. María formaba parte de su universo de auxilio.
    Cuando se separó de la familia por incomprensión del hermano, encontró en la Virgen una mamá nueva. Se inspiraría en la vida de la María por razones sencillas: ella dio a Cristo su humanidad, lo educó, después le siguió en su camino arduo, alegre, tumultuoso hasta la muerte. Ella conoció la pobreza, el sufrimiento, el exilio. Fue una experiencia de humildad.

    Juan Bosco experimentó de forma excepcional en su vida y en su obra esta cercanía, llegando a afirmar:”Ella lo ha hecho todo”.
    María era disponible, todo un camino digno de imitar. Es atenta y auxiliadora: la que ayuda, protege y guía. Para él, ella será “ La Señora de los tiempos difíciles”.
   
    Los jóvenes como Domingo Savio, Miguel Magone, sus alumnos, no la consideraban como un ideal abstracto o un objeto de culto y devoción, sino como una persona viva que actúa en el seno de la casa. Ella forma parte del paisaje salesiano, un paisaje que da colorido a la acción.

    ¿Y hoy?

    En la Edad Media y desde el siglo XX, los miedos y los odios han provocado devociones particulares a los santos. El Concilio Vaticano II ha puesto las cosas en su sitio, y el claricalismo que las favorecía ha pasado al extremo opuesto suprimiendo numerosas estatuas en las iglesias, devociones y procesiones. María, entre algunos, tamopoco ha escapado a este espíritu.

    Sin embargo, la veneración de los cristianos por la Madre de Dios ha revestido formas múltiples según las circunstancias de tiempo y lugar, las sensibilidad de las personas y sus diferentes tradiciones culturales. De todo se concluye que las diferentes formas de piedad, sujetas al pairo de los siglos, se han renovado y actualizado.

    Los enfermos, los y las que le rezan como madre de Jesús y que les lleva a él, han continuado invocándola como mediadora.
    Hoy, el testimonio de los jóvenes que acompañan a los enfermos a centros marianos como Lourdes, Fátima, Turín..., es elocuente y el fervor popular vuelve a tomar vigor, en particular en los lugares en los que todo es caótico.

    En María, todo se relaciona con Cristo y todo depende de él. Es una elección de Dios haberla elegido como madre y la “paradoja de nuestra fe profunda. Para D. Bosco y los SALESIANOS ella representa la Auxiliadora. Ella inspira todo el camino de esta familia.
    Decir Dios a los jóvenes, es introducirlos en esta realidad humana: Dios se hace hombre por gracia de una mujer y nos la ha dado como madre para siempre.

    En este clima hermoso del Sistema Preventivo de D. Bosco va a encontrar Domingo Savio el camino para hacerse santo.

 

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Capítulo I Capítulo V
Capítulo II  
Capítulo III  

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