EN BUSCA DE LOS RESPONSABLES DEL SANTUARIO
Como primer paso había que buscar
los actuales responsables del santuario y comunicarles lo sucedido. Como el único que
podía haberme dado la información completa y verídica era el padre Fernando, pero que
según el taxista había muerto, no sabía a quién dirigirme.
Como la parroquia Virgen de Monteolivete, de Valencia, la rigen los Padres Paúles, puesto
en comunicación telefónica con ellos y preguntándoles si sabían quiénes eran los
actuales responsables del santuario de la Virgen Milagrosa, del Monte Picayo de Sagunto,
me contestaron no saber de ello nada.
El tiempo pasaba y el santuario continuaba su progresivo deterioro y yo sin encontrar el
actual responsable del mismo.
Después de largas y costosas indagaciones, me enteré que en el Palacio Arzobispal de
Valencia sección patrimonios están registrados todos los edificios religiosos de la
diócesis.
Me presenté allí exponiendo el caso, se toman nota y me dicen que vuelva dentro de unos
días. Volví pasados unos días y me dicen no haber nada registrado al respecto.
Gestionó en otros negociados también del Palacio Arzobispal, sin ninguna respuesta
positiva. La situación se hacía preocupante, pues no sabía dónde acudir.
Pensar el peligro de profanación que tenía el santuario en las condiciones que
permanecía después de haberlo encontrado, me hacía sufrir mucho interiormente. Habían
pasado unos meses desde el hallazgo y la solución de encontrar el actual responsable no
llegaba a pesar de mi constante y esperanzada búsqueda.
EN PONTEVEDRA (GALICIA)
Con esta espina clavada en el corazón, a primeros de mayo de 1994 viajé a Pontevedra
(Galicia) para terminar la práctica de los primeros sábados de mes, reparadores al
Inmaculado Corazón de María, en el santuario de la gran promesa, empezados en el mes de
enero.
Después de la comunión, dando gracias en la pequeña capilla de la aparición antes
celda de la hermana Lucía , cuando yo menos lo esperaba ni me acordaba de ello, de nuevo
la tan conocida voz interior de siempre: "ANTES QUE TERMINE EL MES DE MAYO QUIERO SER
VENERADA DE NUEVO EN EL SANTUARIO A Mí DEDICADO DEL MONTE PICAYO."
Alarmado y al mismo tiempo deseoso de cumplir lo mandado, cuando llegó a Valencia
consultó el caso con mi confesor, que me dijo: "Insiste, eso es obra de Dios y
mediadora la Santísima Virgen María. Tendrás dificultades por la actual burocracia pero
al final se hará lo que ella quiere. Cierra por tu cuenta si puedes económicamente la
puerta rota y abierta del santuario y entrega las llaves al responsable. De momento
evitarás la posible profanación de ese santo lugar, escogido por la Virgen para ser de
sus amantes hijos visitada y venerada."
Buscó un carpintero conocido mío; pero por enfermedad de un familiar no pudo subir a
arreglar la puerta hasta primeros de junio.
Subí dos veces al santuario, con taxi desde Sagunto, hasta arriba con la intención de
ver qué podía hacer para limpiar y adecentar un poco el interior del santuario para
hacer posible el deseo de la Virgen de ser venerada antes que terminara mayo.
Limpié con medios rudimentarios lo que pude. Saqué unos animales muertos que habían y
con las manos sacó las piñas y las hojas de los pinos que prácticamente cubrían todo
el piso. Los bancos rotos de madera, la cómoda también de madera y el armario de hierro.
Yo solo no podía.
Se estaba cumpliendo lo dicho por la voz interior: "Desde ahora tienes que buscar
ayuda y cooperación."
Terminado el trabajo de limpieza, y antes de abandonar el santuario para volver a casa,
puesto de rodillas al pie del altar prometí a la Virgen y en ello empeñaba mi palabra no
saber la imagen que aquí sería venerada. ¿Talla de más o menos valor artístico?,
¿cuadro?, ¿simple estampa? No lo sabía. Pero lo que sí sabía es que si me dabais,
señora, vida y salud para cumplirlo, seríais aquí venerada según vuestro deseo tantas
veces manifestado.
Me levanté del suelo, besé el altar en señal de promesa y juramento y volví a casa.
En estos días también gestioné en una casa de imágenes religiosas la compra de una
imagen de la Virgen Milagrosa.